domingo, 28 de mayo de 2006

GATES OF HEAVEN

Gates Of Heaven (1978)
Dir.: Errol Morris
USA



Aunque no lo trate mucho, el documental es uno de mis géneros preferidos, y de los que más horas se me llevan. Casi siempre es muy entretenido ponerse a adivinar qué parte es auténtica y cuál es motivada por el cineasta para que la verdad sea como él quiera; lo mejor y lo peor de la humanidad que se puede ver directamente; y además es uno de los géneros más interesantes de analizar, porque se puede hacer cinematográfica y extracinematográficamente. Errol Morris es un Dios del documental, y éste es el primero que hizo.


"Gates of heaven" cuenta la historia de un cementerio de animales. Seguimos su destino contado por sus protagonistas, una narración sin interrupciones ni explicaciones de voz en off, sin música, ni siquiera cartelitos que indiquen quién es el que habla, y que demuestra lo diferente que puede ser vivida y entendida una misma situación según el punto de vista y la actitud que se tome hacia ella. El origen está en un granjero parapléjico que, motivado por la muerte de su compañero perruno, decide montar un cementerio para mascotas, en principio de buena fe. Recibe el apoyo, también económico, de miembros importantes de la comunidad; ver hablar a un sacerdote de la vida en el más allá de los animales no tiene precio. Como tampoco lo tiene el trabajo de un hombre que posee una empresa de reciclaje de animales muertos; con las escuetas descripciones uno se puede imaginar lo horrendo que puede ser un gigantesco caldero lleno de cadáveres de perros o gatos, previamente descuartizados, siendo hervidos para sacarles la grasa. El director está presente, sólo con la cámara; es una opción muy inteligente en el documental el mantenerse al margen de la narración, aunque lo haga sólo verbalmente. Porque a cada una de las personas que hablan las describe con ayuda del entorno en el que se mueven, o incluso del encuadre. La estética no sólo no es feísta, como a veces pasa en el documental de autor, sino que potencia los colores de la ropa, de las habitaciones y de los objetos, llenándolo todo casi de vitalidad. De pronto, los inversores no apoyan el proyecto del granjero, empezamos a ver la posible ambigüedad de los que lo proyectaron, y más de 400 animales son exhumados y transportados al Pet Memorial Park del Manantial Burbujeante.


Y empieza la segunda parte de la película. Se centra sobre todo en lo que tienen que decir los miembros de la familia que regentan ese cementerio de animales. El hermano mayor es un soberbio insoportable que habla como un libro de autoayuda, aparentemente un triunfador, pero detrás se descubre una inmensa frustración por ser un segundón en un trabajo que entiende él de mierda. El hermano pequeño es un hippy con plantas marihuana en su cabaña cerca del cementerio, y que se pasa la vida tocando la guitarra. Esto da el momento más impresionante de la peli, cuando el entrañable porreta se coge el ampli y se pone a tocar a todo volumen hacia el valle seco, con el cementerio verde de fondo, y una bandera americana ondeando sobre él. De esos momentos tan de documental en los que uno no sabe si es patético y debe soltar una risa cínica que le deja muerto por dentro, o si es algo puro y debe tomarlo con solemnidad. Morris deja hablar a los entrevistados, y cada uno cuenta lo que le da la gana, dejando escapar sus preocupaciones reales y desvelando su personalidad, partiendo de un mismo tema. Es muy triste, por ejemplo, el largo monólogo de una abuelita, que en lugar de hablar de su mascota se pone a recordar lo mal que la ha tratado su nieto al que crió. O la mujer mayor que canta con su perrita, y que empieza a poner a caldo a una ricachona, de la cual se podía haber pensado antes que era una mujer que amaba a sus perros sobre todas las cosas, y en realidad está la necesidad de llamar la atención tan presente que hasta se llega a poner en duda que quisiera de verdad a sus animales. Algunos incluso se descuelgan con profundas filosofías de velatorio, sobre el más allá zoológico, diferentes a las acostumbradas para los humanos: esos "no somos nada". Y en todo caso, lo más fascinante es descubrir cómo llena de dignidad a personas probablemente discutibles en sus relaciones con los humanos y su forma de ser, el hablar con tantísimo amor de sus animales muertos, como hijos para muchos.


PD: Errol Morris hizo este documental por una apuesta con Werner Herzog. El pillo de Herzog le dijo que si hacía una película sobre cementerios de animales se comería su propio zapato. Y cumplió, y se rodó durante el estreno de "Gates of heaven": "Werner Herzog eats his shoe", de título autoexplicativo. Un corto bastante feo, divertido en los momentos en que se cocina un asqueroso zapato usado, y aburrido en los que intenta ir más allá de la anécdota que lo justifica. De interés para los fans del alemán megalómano.

jueves, 25 de mayo de 2006

Una felicitación

Mi perro Zaphod se une a las celebraciones y os desea un... ¡feliz Día de la Toalla!

Jóvenes y Brujas (en el MySpace)

Antes de nada, para quien no lo sepa... ¿qué es MySpace? Es un sitio donde uno se registra y se hace un perfil para darse a conocer al mundo y conocer gente. En la práctica, es un mercado de la carne donde triunfa más quien es más guarra o más musculoso, más emo o más popero, y lo demuestra tomándose fotos desde ángulos siempre favorecedores. Y, ¿qué es "Jóvenes y brujas"? Con título original "The craft", es una de las mejores pelis teen de los 90, con cuatro muchachas de ascendente sáfico empeñadas en hacer hechizos. Hechizos que funcionan.

Entre los varios usos que se le puede dar al MySpace (fundamentalmente promoción del grupo musical propio y búsqueda de sexo esporádico, normalmente las dos sin éxito ninguno), hay uno puramente posmoderno, que es dar vida virtual a personajes de ficción. Ya me topé con algún personaje de "Lost" con perfil propio, pero ayer encontré a las cuatro adolescentes wiccan de "Jóvenes y brujas". Lo que la confirma como una peli de culto, por si no lo estaba ya. Y la cosa tiene su coña, porque es que es precisamente lo que harían si existieran en la realidad: hacerse un perfil en el MaiEspeis para fardar de brujas, quedar para mañana por la tarde en sus respectivos foros... y hasta hacer creer a incautos que son personas de verdad; seguro que hay impagables mensajes privados con propuestas sexuales, enviados por góticos fans de Him que no entienden nada, respondidos por las brujitas con dobles intenciones. ¡Y hasta resultados de tests de "¿Qué personaje de "The craft" serías?"!

Nancy


Sarah


Rochelle


Bonnie

jueves, 11 de mayo de 2006

KISSED: al amor por la muerte

Kissed (1996)
Dir.: Lynne Stopkewich
Canadá


"Kissed" es una película canadiense sobre necrofilia. Pero cuidado, que esto no es "Nekromantik". Hay momentos bastante explícitos, tanto gráficos como verbales, pero el tono no es la sordidez y el feísmo de la obra de Buttgereit. De hecho, es casi como un cuento de hadas. Sandra es una chica obsesionada con la muerte, y es a ella a quien seguimos y, casi, entendemos. Porque tiene una facultad especial: ve a los muertos rodeados de un halo de luz brillante y pura, y su relación con esa luz la eleva hasta casi experiencias religiosas y una profunda plenitud interior.


Al principio, conocemos las primeras experiencias de Sandra en su temprana adolescencia, un despertar sexual en toda regla. Ella se dedicaba a coger animalitos muertos y enterrarlos en rituales cada vez más osados, que siempre incluían un inevitable restriegue por todo su cuerpo del pequeño cadáver, unido a extraños bailes. Decide llevarse a su única amiga al entierro de una familia de ardillas, y al principio todo va bien: Carol le sigue el juego, las dos revolotean felices y libres, con cada vez menos ropa y escuchando música de aerobic. Sandra da un paso más sin darse cuenta y coge el cuerpecito de una ardilla y se lo pasa por todas partes, como siempre hace sola. Pero algo va mal, y empieza a haber sangre. Carol huye para siempre, asustada creyendo formar parte de un aquelarre, y Sandra descubre que la sangre no era del bicho, sino suya: ya es una mujer.

Pasan los años y Sandra es una estudiante de Medicina que, casi por casualidad, acaba trabajando en una funeraria. Allí sigue avanzando y besa el cadáver de un atractivo joven; y ese beso termina de descubrirle su verdadera naturaleza, como una revelación mística. Poco después, perderá su virginidad con ese mismo fiambre en un túnel de lavado. El mundo real prácticamente no existe; tampoco para el espectador, sumergido y abstraido en el mundo subjetivo de Sandra. Pero inevitablemente conoce a un chico, a quien le cuenta su relación con los muertos; y no sólo no se asusta, sino que se queda fascinado y perdidamente enamorado de ella. "Me monto encima de ellos", le confiesa nada más conocerle; "pero, ¿y cuando se...?", "sí, sale sangre". La relación sigue caminos tortuosos, mientras Sandra se siente cada vez más incómoda con los vivos y más feliz haciendo el amor a los muertos, y el novio cada vez más confuso, desesperado y enamorado. Y así, hasta llegar a un final inevitable y, a su manera, tremendamente romántico.


Lo mejor de "Kissed" es la forma que elige para contar esta, en principio, truculenta historia. Porque se aleja de toda posible obviedad: aun con morbo y regodeándose en ciertos detalles, éstos son casi siempre comprensibles conociendo a la chica. Y, aunque pudiera parecerlo en un primer momento, el humor negro no es tal, sino el extravagante y muy auténtico comportamiento de Sandra. Tampoco tiene pretensiones realistas; por eso decía al principio que es como un cuento de hadas, con imágenes preciosas, una princesa en apariencia enferma pero en realidad privilegiada. Sus actos de necrofilia (cada vez más explícitos conforme avanza la peli) son siempre respetuosos y con una fuerte carga mística, sin rollos new age, sino con una sencillez y fascinación casi adolescente, contrapuestos al garrulismo de su jefe que se folla a los chicos porque sí. Es una necrofilia femenina. Y, a pesar de la poesía que hay, que es mucha, "Kissed" también está lejos de la autocomplacencia goticucha; desde el principio, el negro es casi un color prohibido, y el mundo de Sandra es colorista y alegre, y de un blanco refulgente. Sandra tiene toda una filosofía de sensaciones montada alrededor de sus actos, y es muy difícil de contrariar incluso con una moral tradicional. Y no es porque yo esté enfermo, que también puede ser, pero hay una fuerte carga erótica en los momentos más puramente sexuales. Molly Parker, la actriz protagonista, es una de esas chicas con belleza extraña y perturbadora, pero adorable a la vez. Podría ser hermana de "May" en un ciclo de sociópatas entrañables.


PD: En conjunto, sobre todo en lo estético, me parece evidente que "Kissed" ha sido una gran influencia para "A dos metros bajo tierra", lo que casi se confirma al saber que Molly Parker ha salido en algún episodio.