viernes, 30 de enero de 2009

AUGUST UNDERGROUND y la búsqueda del extremo

August Underground (2001)
Dir.: Fred Vogel
USA

Yo, como muchos otros "aficionados" (y espero que la mayoría de los que lean o hayan leído este blog), vivo en una búsqueda constante, con buenos resultados constantes, del más difícil todavía. De algo más extraño que lo anterior, más original, más único. Pero a veces también más extremo, en el sentido de violencia física o psicológica. Siempre dentro de la ficción, claro. El sano ejercicio de la subversión de la corrección, en todos sus sentidos. En ese camino me topé con August Underground, vendida, como muchas otras, como la película más extrema de la historia. Algo que corroboran un montón de opiniones, en blogs y webs de aquí y de allá, de gente curtida. Y, desde luego, es genuinamente insufrible. Pero no por los motivos esperados.


August Underground es un invento que consiste en pillar una cámara de vídeo estropeada, o hacer que lo parezca, convencer a cuatro amigos para que griten y se pongan sangre por encima, y pagar a tres prostitutas para que enseñen cacha. Por delante, la premisa de filmar una cinta insoportable, sin límites, sin concesiones al argumento ni a ninguna convención. Aquello tan de los 90 de grabar una snuff movie de mentira que parezca real. Los primeros momentos de la peli son prometedores. Una imagen algo desenfocada, como grabada por un perturbado (el personaje, no el actor) que no tiene dinero para pagar el arreglo de su aparatito de rodar pero quiere filmar sus atrocidades a toda costa. Una risa garrula acompaña al amigo con la cámara, y nos lleva a nosotros con él, hacia un sótano, en el que hay una chica desnuda que intenta gritar, empapada en sangre y otros fluidos no necesariamente reconocibles, con un pezón arrancado, revistas porno tiradas por todas partes, su caca en una palangana y un cadáver descuartizado en una bañera. O algo así; tampoco vemos bien. Plano aguantado y sin editar, totalmente realista. La cosa promete, y un rayo de incomodidad me recorre ya el cuerpo. ¿Me estoy aburguesando?

A medida que la película va, por decir algo, avanzando, a poco que uno se fije se percata de algo: no hay violencia en la pantalla. La sensación es de suciedad y de podredumbre física y moral, pero no hay nada. En realidad, sólo vemos, y poco, gente gritando empapada en sangre, misoginia pretendidamente escandalizadora (posiblemente real: lo poco gráfico que hay corresponde a mujeres; los hombres, interpretados por los creadores del engendro, se mantienen bastante vestiditos con pudor), alguna pelea, alguna imagen cotidiana con presunto poder de desagrado o incomodidad sacada de su contexto, y una acción que se corta en o se aparta de lo más interesante. La tradición manda que hay que practicar la elipsis con estas cosas, aquello de "mejor sugerir que mostrar". Una película cuyo probable único mérito puede consistir en enseñar, se muestra recatada y contenida, incumpliendo la norma ahora invertida. Probablemente por falta de presupuesto para crear efectos especiales decentes, pero el realismo pretendido se diluye rápidamente y, al darse uno cuenta de esto, el impacto de August Underground se reduce a un total de cero. Y se muestra entonces en toda su desnudez: no es más que el producto de un par de jovenzuelos aburridos de pueblo americano. Unos niñatos que quieren escandalizar a sus amigos, dándole un par de hostias a una cámara y poniéndose a grabar, sin más, las cuatro tonterías que se le ocurren a sus pequeños cerebros. No hay perversión, sólo una degradación del género del psychokiller, de la imaginería contemporánea de lo desagradable, convertida en nada por gente que no hace nada con ella pensando que lo hace todo. En todo caso, cabe reconocer, una vez más (a riesgo de que este blog ahonde en su apariencia de apología constante de "el medio es el mensaje"), el único valor de este infraproducto: grabar con una cámara rota, dando el pego de una atmósfera vil hasta que uno se da cuenta de que no hay nada. Hurra, es la película, no soy yo, no estoy tan aburguesado, todavía no me estoy haciendo viejo...

Es interesante hacer notar el origen norteamericano de August Underground. Bajo toda su apariencia de provocación, no es más que una extensión de valores puritanos y machistas, con una incapacidad nata de subvertir lo correcto. Esto no es cine extremo japonés. A menudo se compara esta saga (porque hay dos más; buena suerte a quien se decida con ellas) con Guinea Pig, de la que en realidad está tan lejos como El péndulo de Foucault de El código Da Vinci. En la saga americana el ataque moral y explícito es provinciano y cutre. En cambio, la estetización de la violencia tiene en la saga japonesa, al menos en parte de sus capítulos y sucedáneos, un genuino sustrato artístico que se ve plasmado en la pantalla: Flower of flesh and blood y Mermaid in the manhole son obras de Hideshi Hino, no de un cualquiera. Fred Vogel es un tipejo con un curriculum que tiene como dato destacado el haber sido despedido de la escuela de FX de Tom Savini, porque éste lo consideró, sorprendentemente, demasiado enfermo. August Underground jugaría, en todo caso, en la misma liga que Niku daruma. Esta última sí es una auténtica salvajada, probablemente la mayor que he visto en mi vida, tanto por el espectacular apartado gore, como por las escenas sexuales explícitas (que ni soporto ni comprendo, y me mantengo en la duda permanente de si este tipo de cosas son necesarias o son ofensivamente gratuitas y decadentes), que no puedo comentar porque las pasé en su día con el fast forward y la mirada en el suelo. [En ficción me lo trago todo, pero en cuanto se juega realmente con el físico me convierto, con orgullo, en un espectador pusilánime.] Aquí sí hay verdadera depravación y disfunción, no es ya el paletismo de August Underground. Está en el desdén hacia el "¿qué dirán? ¿qué pensarán?", tan diferente de las ínfulas de superioridad moral de la presunta inmoralidad no ya de ésta, sino de gran parte del cine occidental de género (extremo). Concluyendo: ¿qué transgrede exactamente August Underground? Una mierda. Eso es lo que transgrede.