
DEER WOMAN (John Landis) - Que Landis está muerto y enterrado desde hace muchos años es algo que se presupone con demasiada ligereza. Porque, aunque no ha estado a la altura de los 80, en los 90 "Innocent blood" o "La familia Stupid" fueron estupendas sombras de su época dorada: el talento cómplice de este hombre siempre ha seguido ahí. Y ahora lo ha demostrado con este episodio, donde retoma el espíritu de su "Hombre-lobo en Londres" (referencia directa incluida), sabiendo que tomarse en serio a sí mismo sería un suicidio. Y no lo hace, y monta el capítulo más divertido de la serie, metiéndose de lleno en la parodia por momentos (¡las reconstrucciones de los hechos en el camión!), con la sangre y el erotismo muy presentes, flojeando un poquito solamente en los momentos de puro terror. Estoy convencido de que si Landis hiciera 5 pelis cada 5 años, al menos una o dos serían memorables. 7/10
CIGARETTE BURNS (John Carpenter) - Y estas son las palabras mayores. Carpenter es un gigante del cine, que conserva la intensidad y la pasión del principio intactas, sumadas a una técnica depuradísima. Un genio narrativo, que además aquí se desmarca con conceptos casi cronenbergianos, auténtico amor sin medida por el cine, y una inteligencia que se sale de los medidores. Inabarcable, probablemente su mejor peli desde "La cosa", "Cigarette burns" es un brutalmente sangriento y épico homenaje a los degustadores y a los creadores de cine, que hay que verlo para creerlo. Udo Kier protagoniza una imagen poderosísima llamada a entrar en la historia del género, dándole sentido a la expresión "hacer películas con las vísceras"; que es lo que, sin descanso, ha hecho siempre Carpenter. 9,5/10

THE FAIR-HAIRED CHILD (William Malone) - El director menos conocido del pack, Malone es adalid del efectismo videoclipero a lo Balagueró pasado por la MTv. Y, aun así, hace un episodio entretenido y modernete para adolescentes actuales, más o menos disfrutable y con cierto mal rollo artificial. 6/10
SICK GIRL (Lucky McKee) - Lo que muchos esperábamos: la confirmación de McKee después de la adorable "May". Sigue caminos parecidos a los de su primera peli, con el mismo romanticismo raro y con un toque más marcadamente fantástico y lésbico. Angela Bettis se come la pantalla con su voz de camionera, que no encaja en ese cuerpo, en una historia de insectos de otro mundo, de degeneración y de amor. Conforme avanza todo, también lo hace la pena del espectador y la tensión expectante, y McKee es lo bastante listo como para hacerlo terminar de la mejor forma posible: a lo bruto. Y es lo bastante amante del cine italiano como para saber de las bondades del final doble. 7/10

PICK ME UP (Larry Cohen) - Reinventa el subgénero psychokiller un poco al estilo del primer episodio, aunque con más desvergüenza todavía. Cohen es un gamberrete que siempre cae bien al fan, porque tiene ritmo y la cara lo suficientemente dura para saber que la credibilidad y la seriedad a menudo son aspectos secundarios. Violento y juguetón, con la siempre deseada Fairuza Balk y dos carismáticos psicópatas, retuerce una historia en apariencia sobada para dar el capítulo más divertido junto al de Landis. 7/10
HAECKEL'S TALE (John McNaughton) - John McNaughton es uno de los mejores directores americanos de los 90, por mucho que su prestigio apenas vaya más allá de "Henry". Por eso, aunque ahora ande perdido, se esperaba que pudiera hacer algo opresivo con una historia de zombis pervertidora del espíritu gótico. Pero no lo hace, y le sale una cosa sosilla y poco trabajada, con puntuales momentos de depravación extrema (la espectacular orgía en el cementerio y el epílogo). ¿El problema? No es por quitarle culpa a McNaughton, porque si no hay pulso en la dirección no lo hay, pero Mick Garris era el encargado de adaptar una historia de Clive Barker, y una vez más lo hace de forma pajillera y sin más chicha que la de una mujerzuela. 5/10
IMPRINT (Takashi Miike) - Y acabamos con el segundo Titán de la serie, Takashi Miike. Un poco al estilo de "Box" (su parte para "Three... extremes") pero con más historia, "Imprint" es un exceso esteticista y sádico, con una perfección formal y una elegancia narrativa únicas, que abruman y que hacen pensar que Miike hasta ahora sólo estaba tomando contacto con el cine, y todavía tiene que desplegar su verdadero talento. Enfermizamente colorista, terrorífica y romántica al límite, sin una sola concesión y con una secuencia de tortura tan insoportable como hermosa. 9/10
