sábado, 14 de octubre de 2006

LOS ARISTÓCRATAS DEL CRIMEN

The Killer Elite (1975)
Dir.: Sam Peckinpah
USA



"The Killer Elite" está considerada una obra menor de Peckinpah, y por mucha gente incluso una basura indigna del maestro, merecedora de gritos de "¡vendido!". Pero en realidad es una continuación directa del estilo practicado en "La Huida" (a la que en mi opinión iguala y, en su primera parte, supera), con todos los tics propios de su director, tanto en lo visual como en lo argumental: la amistad traicionada, la violencia (con sangre que ya no es la obvia pintura roja que restaba fuerza a sus anteriores films) o la cámara lenta (a menudo juzgada gratuita a esas alturas). Y explota dos de esas manías muy especialmente; por un lado, el montaje, rápido, creativo, que superpone diálogos, secuencias, y hasta líneas temporales, y que ayuda a que su cine se conserve fresco y libre; por otro, su paciencia, su capacidad para tomarse las cosas con calma, para no precipitar los hechos y dejar que duren lo que sea necesario. Aplicando esto, dedica una larga porción de la primera parte del metraje a la recuperación del personaje de James Caan, herido de bala en brazo y pierna. No sólo logra el momento más doloroso de toda su filmografía, cuando le retiran las escayolas y el esparadrapo (cualquiera que se haya roto un hueso de verdad alguna vez, sudará frío), sino que además equipara así la heroicidad de película con la del día a día, el sacrificio de una leyenda con el que una persona normal puede hacer en una rehabilitación. Lo humaniza, y consigue así una de las mayores empatizaciones vistas en el cine de acción.


Después de su recuperación, ayudado por las artes marciales y la fuerza de voluntad, la película se vuelve algo más convencional pero no menos apasionante. Comercialidad bien entendida y aceptada por su director. La trama de un grupo de asesinos o protectores, mercenarios de una agencia privada oculta, que se dedica a trabajar con figuras políticas, está rodada con mucha habilidad y soltura, a lo que se le añade la desvergüenza propia del cine macarra de los 70. Tensión y diversión en las escasas secuencias de acción, virtuosas como no podía ser de otra forma. La última parte sucede en unos barcos inmensos que hacen lamentar no poder verla en pantalla grande. Es aquí cuando hay una lucha entre asiáticos supuestamente climática, que en realidad es bastante idiota; Peckinpah parece consciente de esto, y el propio personaje de Caan se dedica a ridiculizarla. Los ninjas parecen ser muy molestos para los detractores de esta película, como si algo tan vulgar le quitara toda posible entidad, cuando en realidad su presencia es corta y, además, independientemente de que sea o no un poco tontorrona y de "Equipo A", está filmada con gusto y no parece demasiado encajada a presión. Los más críticos también se olvidan del fabuloso arranque, que con unos diálogos muy naturales traza con originalidad la amistad entre Caan y Duvall, un comienzo no demasiado alejado del primer Godard.


(Curiosidad: Tom Clancy, el escritor de novelas paramilitares hi-tech, interpreta a un francotirador maníaco-depresivo y de gatillo tan fácil como acertado)

2 comentarios:

The Big Kahuna dijo...

A mí también me parece que LOS ARISTOCRATAS DEL CRIMEN está a la altura del resto de su filmografía. De todos modos, yo debo ser un tipo raro porque me gusta hasta CLAVE:OMEGA.

Anónimo dijo...

De acuerdo en todo contigo , Los aristocratas del crimen mantiene el nivel, toca los temas claves de la filmografía de Peckinpah, en un mundo paranoico como era el de los años 70, creo que la única película que no me gusta del maestro es Convoy.