lunes, 12 de noviembre de 2007

EL ROSTRO DE LA MUERTE

Alice, Sweet Alice / Communion (1976)
Dir.: Alfred Sole
USA



El cine de terror de los 70 es una isla. En las décadas anteriores y posteriores el género sucede en mundos fantásticos, creados y regidos por la industria. A veces todas las pelis parecen interconectadas, secuelas y remakes unas de otras, desde los famosos monstruos de la Universal y sus permutaciones a los psicópatas baratos y vampiros simpáticos de los 80, pasando por las invasiones extraterrestres y experimentos fallidos de los 50 y 60 y la sosería falta de sangre, en todos los sentidos, de los 90. Así hasta llegar a la década actual, en la que el pornogore llega al mainstream y se hace el rey, para cierto regocijo del fan. Pero en los 70, siempre hablando de una sensación general, los universos de la pantalla no salían prefabricados de las oficinas de los estudios, no tomaban como antecedente a continuar otras decenas de películas, sino que surgían directamente del mundo real, y de las cabezas de los directores (o las conexiones de estas cabezas con el cine anterior). Así Larry Cohen, Tobe Hooper o Alfred Sole, el responsable de "El rostro de la muerte", una película totalmente representativa de aquella época.


Sin estar en primera fila, todo es prototípico en ella, en parte por su imperfección y que no le importe demasiado pulir las aristas del vendaval creativo: hecha con cuatro duros, retrata obsesivamente las imágenes de la mente de su autor, y lo hace con un intento de transmitir su personalidad distintiva en cada plano. Esto es algo que antes de los 70 no existía en el cine de género -no sólo de terror- con esta sinceridad. Los acercamientos de los franceses, como el pseudotocapelotas aburguesado de Truffaut en, por ejemplo, "La novia vestía de negro", son la mayoría de veces impostados y artificiosos; hasta el genio Godard cayó en esta falsedad autocomplaciente de presunto amor por la serie B americana con "Alphaville" y "Made in USA", obras interesantes que van más lejos en intenciones y en inteligencia que el modernales de Truffaut, pero que no rebosan la autenticidad y libertad características de Godard. El género en los 70 se apoya a menudo en algún intento previo para que el salto al vacío no sea total, en este caso la "Amenaza en la sombra" ("Don't look now") de Nicolas Roeg, de la cual sería el reflejo asalvajado y tosco. Tienen muchos puntos en común: la identidad hipotética y real del asesino, el análisis de una institución social (en aquella era el matrimonio, aquí la familia y los hijos), la estilización extrema... hasta copia el vestuario clave. Pero la fijación de Sole no es el sexo y la sangre, por decir dos de la compleja "Don't look now", sino la religión y los niños. Cada imagen de la película respira atmósfera de iglesia suburbana, de familia que asiste cada domingo sin falta y en la que el cura es un miembro más; casi cada plano tiene algún potente símbolo de imaginería religiosa, muchos de los cuales interactúan con los personajes o son importantes para el desarrollo de la trama. Una sobredosis de cruces y santos, un mal viaje del Padre Karras después de ver "La semilla del diablo".


Alice. Alice es una de las hijas del matrimonio protagonista -matrimonio de madre sobrepasada y padre desentendido-, una niña con niveles de hijaputez pocas veces vistos, con pasado oscuro y que a sus 11 años ya sabe que la mejor forma de conseguir lo que quiere es insinuando sexo. La actriz, que parece que tenía 19 años entonces, tiene una de esas raras caras, tan agradecidas por el cine, que transmiten siempre maldad y en las que es imposible confiar. Sabes que te la va a meter doblada y, lo que es peor, sabes que no puedes hacer nada para evitarlo. Planos retorcidos y un gran uso de los interiores, y el barroquismo del pobre que sabe sacar el mejor partido al material granuloso con el que trabaja, contribuyen a la asfixiante atmósfera de "El rostro de la muerte", de la que sólo se escapa tras los asesinatos, climax angustiosos de un Hitchcock bastardo que sirven, más que nunca, como liberación.

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