jueves, 13 de abril de 2006

Una pareja y un cementerio: LA ROSA DE HIERRO


La Rose De Fer (1973)
Dir.: Jean Rollin
Francia

elink (francés)
subtítulos (inglés)

La metáfora es un recurso que especialmente en cine suele quedar de lo más ramplón. Con repugnantes pretensiones, si no se hace bien y justificadamente deja la peli a la altura conceptual de un vídeo grabado para la clase de Audiovisuales de 2º de BUP. Jean Rollin hizo aquí su peli más personal y pedantona, y ya el título es una metáfora rancia. La dichosa rosa de hierro es una con la que se toquetea la prota en sus sueños en la playa, y a saber lo que quiere representar. Rollin quería, con "La rosa de hierro", innovar en el género de terror desde una perspectiva más artística y afrancesada. Pasa de sus famosas vampiras lesbianas (con las que pude disfrutar por primera vez no hace mucho en "Fascination") y de elementos fantásticos en general, para quedarse con una repetitiva, aburrida y vacua poética visual.


Si es que la cosa empieza de lo más sugestiva. Una muchacha en un onírico paisaje playero, luego una imágen romántica en un tren abandonado y cubierto de niebla; cuadros rodados, que por desgracia sólo están en esos primeros minutos. Después hay una boda donde un chico y una chica se conocen. En su primera cita, hacen algo tan de domingo por la tarde como es irse de picnic a un cementerio parisino. Vestidos con discretas camisas amarillas y rojas, se sientan a comer en unas confortables lápidas. De puro inútil tiran un par de cruces aquí y allí, mientras vemos imágenes aleatorias de los personajes alegóricos que pululan por el lugar: una viuda, un tipo vestido de Drácula, una especie de eremita vestido con pieles, y un puto payaso triste de los obsesivamente presentes en el imaginario post-hippy. Un payaso triste paseando por un cementerio. Y está rodado en serio. La pareja fornica de forma muy pacata para lo que es Rollin (aunque el lado guarrete le sale con la chica que se pasa la peli empitoná) en una cripta subterránea. Y cuando salen, me cago en la mar, que se han perdido. Y es de noche y el cementerio es de grande como diez Campos Elíseos. Queda por delante una prometedora hora de peli. Además inspirado en un suceso real del bueno de Rollin, que se quedó en un sitio así toda una noche y no lo pasó bien.

Y, de todas las cosas interesantes que se pueden hacer en un cementerio por la noche acompañado de una pareja atractiva, ¿qué eligen? Andar y recitar poesía. Una y otra vez. Y otra, y otra vez. Una poesía que sólo interesa al amigo fast-forward. Entonces empieza su todavía más aleatorio comportamiento: corren, se pelean, hacen un poco de vandalismo (real), se lo vuelven a montar en una fosa común, se chillan, se quieren matar, se echan unas risas, pasan susto. Y uno quiere que llegue ya el alba no para que descansen los muchachos, sino para que se acabe su propio tormento. La fotografía, eso sí, es estupenda. Para mantener el interés, Rollin incrusta otro sueño playero de la chica, esta vez nudista. De vuelta a la realidad, la tipa ha decidido perder el poco seso que tenía y encierra al novio de por vida en la cripta subterránea que vio su primer polvete. Y, ¿qué diríais que hace entonces? Se pone a bailar. Durante más de 5 minutos, la chica baila como una posesa de un sitio a otro del cementerio, mientras se hace de día, y sigue bailando. Se le pasa el efecto de la pasti y se mete con el novio en la cripta; sólo para ser encerrados juntos para toda la eternidad por la viuda que estaba todavía por allí. Y Rollin suspira de satisfacción y se dice a sí mismo: "pero qué película tan bonita y artística que me ha quedao".

2 comentarios:

Rosenrot dijo...

Hace mucho tiempo vi esta pelicula y es un poco retorcida la verdad, pero me gusta mucho igual.

Un beso.

Jose dijo...

Hace un año o dos que vi esta película, y no puedo estar más de acuerdo con todo lo que dices.

Menudo muermo sin sentido. Estás deseando que termine.
Sólo salvaría a Françoise Pascal, no la interpretación porque la película es un absurdo, pero sí su presencia y vestuario :)