domingo, 7 de febrero de 2010

El triunfo del Ansia

Hasta aquí llega la aventura de Trueque Mental. Casi cinco años desde aquel primer post sobre Código 46, en la horripilante bitacoras.com, que vino a llenarme el vacío de una calurosa y aburrida tarde después de las Hogueras de Alicante. La regularidad ha brillado por su ausencia, con laaargos periodos de muerte en vida del blog. Pero he seguido al pie del cañón; la necesidad de expresarme siempre ha podido al final con la vagancia y, también, con el no saber a veces por qué y para qué escribir. El doble espíritu original se ha mantenido: por un lado, escribir sobre películas poco conocidas, para que hubiera algo de información (personal) sobre ellas en español; por otro, aportar puntos de vista algo diferentes a los mayoritarios sobre todo tipo de cine. Por supuesto, no soy el mismo después de tanto tiempo, y en estos años he visto y leído y estudiado infinidad de cosas que me han hecho replantearme en varias ocasiones cuál es el sentido del cine, de la crítica, etc., y eso se refleja en los textos, admito que cada vez más sesudos y con menos humor (explícito, al menos). Pero puedo revisitar lo que he ido escribiendo y, aunque ahora no lo haría igual, todavía me siento identificado y me es imposible renegar de ello. Con toda humildad, estoy orgulloso de TODO lo que he escrito aquí, porque siempre he sido sincero y fiel a mi forma de entender el cine (y el mundo), y porque siento que, con todos mis muchos sesgos y fallos, he aportado algo; si no lo pensara así, no podría seguir escribiendo.

Pero esto no es una elegía. Esto no se acaba, sino que se transforma. Se muda. Hace poco menos de un año abrí otro blog, El Ansia. Allí me orientaba más bien hacia un comentario cultural con formas libres de pseudoficción y esquizofrenia general. Cada vez entiendo menos el cine como un fenómeno en sí mismo, independiente y autónomo, y más como algo que hay que poner en justa relación con el resto de la cultura; también como útil herramienta para hacer algo de filosofía contemporánea. Esto se refleja, de nuevo con humildad, sobre todo en los últimos textos de Trueque Mental, que además cada vez tienen mayor carga política, algo que ahora creo necesario en toda crítica cultural. Por todo esto, entiendo que no tiene sentido seguir escribiendo un blog (casi) sólo de cine, y por eso es absorbido por El Ansia. Hace apenas una semana comencé un tercer blog, glosolalia, centrado sobre todo en las imágenes; también queda integrado en El Ansia. Las regiones centrales del pobretón imperio borjiano se unifican. Allí habrá, quién sabe con qué regularidad, mayor variedad de entradas, incorporando no sólo creaciones propias sino también citas de libros, etc. La amalgama será caótica y hasta contradictoria, pero así es la época en la que vivimos y creo honestamente que es el mejor lenguaje para intentar entenderla, y entre la confusión confío en que se puedan ver algunas constantes/obsesiones que permitan entender algo mejor el mundo actual, y hasta animar a hacer algo por mejorarlo.

Un crítico cinematográfico no debería ser únicamente, como por desgracia es demasiado a menudo, alguien que ha visto muchas películas y leído mucho sobre ellas. Tendría que ser alguien que las ponga en relación no sólo entre sí, sino también con el mundo que las ha parido y las consume. La cultura basada exclusivamente en la referencia es una cultura muerta. Es incompleta y falsa, y en cierto sentido incluso cobarde, si pierde todo contacto con el mundo real. En todo caso, no teman los seguidores de Trueque Mental, que digo yo que haberlos haylos, porque allí seguirán apareciendo textos como los de aquí, sólo que ahora como parte de un sistema más abarcador y loco. Un sistema que es un todo del que el cine es uno de los elementos fundamentales.

En realidad es porque nunca me gustó el nombre de Trueque Mental.