lunes, 24 de diciembre de 2007

EL CLUB DE LOS MONSTRUOS

The Monster Club (1980)
Dir.: Roy Ward Baker
UK



Entrañable. Palabra que ha perdido su significado por sobreutilización. Pero es una palabra que mola. A mí me molan las cosas entrañables; no tienen que ser necesariamente ñoñas, igual que lo frío no va siempre con lo calculador. Me gusta ponerme tierno. "The Monster Club" es entrañable, una mezcla de las pelis de episodios terroríficos de la productora Amicus, tan inglesas ellas, con "Buenas noches, señor monstruo". Ojalá la hubiera visto de pequeño, como sí vi las "Historias de la cripta" y las aventuras de Regaliz con Paul Naschy y Guillermo Montesinos de mostros clásicos, porque "The Monster Club" es una de esas que te traumatizan de forma neblinosa y pasas media vida adulta intentando descubrir cuál era.


La cosa es bien sencilla. Vincent Price es un vampiro que asalta por la calle al diríase centenario John Carradine, un escritor de relatos de terror. Price se lo lleva al Monster Club, que es pub de esparcimiento de monstruitos varios, la mayoría con máscaras de la tienda de disfraces donde las compran los vagos en carnaval. Allí le cuenta tres historietas, de un encanto negro, infantil, y de anécdota siniestrorra. La primera es de un hombrecillo maldito que vive solo en su mansión, un Shamdack dicen, y cuando se cabrea, sin querer porque es un buenazo, emite un silbido cochambroso y letal. La segunda, con Donald Pleasance, es una chorradica vampírica digna de Cine de Barrio. Y la tercera es de un productor, buscando localizaciones, acaba en un pueblo de resonancias lovecraftianas, con seres que le quieren hacer todo lo malo y se asustan de las cruces. Entre medias, además de las conversaciones entre los dos vejestorios, te insertan canciones enteras de las bandas new wave que tocan en el bar. En una de esas tiene lugar el gran momento de la peli: un striptease integral, tan integral que, por medio de una transición de imagen real a animación tan sencilla como efectiva, la fresca de turno se quita hasta la piel y baila en huesos. Luego al final te meten un mensaje cargantito de que el verdadero monstruo es el ser humano y patatín patatán, pero como Vincent Price y John Carradine están bailando con dos gordas mórbidas pues se perdona.

Si casi parece un especial de Navidad televisivo, una peli perfecta para ver esta Nochebuena: nada como poner en común el calor del hogar con el calor del infierno de mentirijillas.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Sonidos navideños

Me ha vuelto a pasar. Como cada año, el espíritu navideño se me ha metido por el ojete. Siempre me pilla de improviso, me olvido de que va a venir con ansias dominadoras. Normalmente llega la tarde de Nochebuena, pero esta vez se ha adelantado un día.

Hay dos cosas que le hacen a uno sentirse desbordante de Navidad: las luces y la música. Las únicas luces buenas son las que vienen en latiguillos, y que se ponen por encima de la tele en casa propia, o el ayuntamiento en los árboles en casa común. Nada como el frío que empaña la vista para que hagan todo su efecto, o el alcohol/calor lascivo contenido, como en la primera escena de la inmensísima "Eyes wide shut". Para la música, la única opción buena es pasarse por el fotolog de Jendellgirl. Cada año, en estas fechas tan señaladas, la muchacha del hard rock se sale de lo que podría suponer el lector casual y nos informa de canciones y discos navideños que hinchan el corazón. La tradición cumple ahora su tercer aniversario, así que la visita tiene que pasar por el 2005 y el 2006, no se me olviden y hagan buen uso de los botones "Anterior" y "Siguiente".

Y dos discos que propongo y dispongo:

BIG BAD VOODOO DADDY - "Everything You Want For Christmas"
La Jander misma lo comentó en su momento, a mí me convenció.
Como muestra, "Last night (I went out with Santa Claus)":


Se puede bajar aquí, en mp3 a 192k.


VANDALS - "Oi To The World"
Unos gamberretes entrañables, con tal espíritu adolescente que parece que acaben de salirles los primeros pelillos en los huevos, incapaces de tomarse nada en serio, parieron el disco navideño más divertido del mundo.
Como muestra, "Christmas time for my penis":


Se puede bajar aquí, en mp3 a 192k.

sábado, 22 de diciembre de 2007

"Academy fight song" - Mission Of Burma

"Academy fight song", además de nombrar mi last.fm, es evidentemente La Mejor Canción De Todos Los Tiempos. Y esta vez no exagero: lo es, cojones. Tiene el título oficial que lo asegura. Yo mismo se lo entregué. No hay más que escucharla tres o cuatro veces para darse cuenta. Es la música de la juventud, de la rabia contenida, de la frustración post-punk urbanita/burguesa a través de una especie de melodía sencilla. Publicada en su primer 7" en 1980, popularizada después en el EP "Signals, Calls And Marches", es la canción menos representativa, también la más conocida, del sonido de Mission Of Burma, uno de los grandes grupos de guitarras de la historia. La abrasión y experimentación ácrata del resto de su trabajo aquí, en su momento más "pop", aparecen sólo sugeridas, aunque tiene ya su intensidad en toda su plenitud. Además de aquel EP, sólo sacaron un disco ("Vs"), para separarse y pasar al olvido más injusto. Hace cosa de 4 años se juntaron y, lejos de ser un decadente comeback por la pela, lo han retomado donde lo dejaron, recuperando el tiempo perdido y entregando los dos mejores discos de guitarras en lo que llevamos de siglo, con un activismo político tan personal que ni lo parece: "ONoffON" y "The Obliterati". La justicia empieza a llegar.

[la foto es actual, ya viejunos; sólo físicamente]

A lo que iba: a "Academy fight song", hiperemocional, 'cause they're not not not not not not not not your academy.


[se puede descargar aquí]

Walk into my room
Ask me jerky questions
Don't mean what you say
Immaculate protection
Play by the rules
So close to the vest
Hope that all's not lost
And this is not a waste

Stay just as far from me
As me from you
Make sure that you are sure
Of everything I do
'Cause I'm not not not not not not not not
Your academy
Your academy

The halls smell like piss
The rooms are underlit
Still it must be nice
You're such a perfect fit
What's that I hear?
The sound of marching feet
It has a strange allure
It has a strange... allure

Stay just as far from me
As me from you
Make sure that you are sure
Of everything I do
'Cause I'm not not not not not not not not
Your academy
Your academy

Maybe you're right
I shouldn't judge
What's wrong or right
This is too much
I'm not judging you, I'm judging me
My academy
Your academy
My academy
Your academy


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[Sirva esto también para celebrar que este año, POR FIN, creo que por primera vez en su historia, vienen a tocar. Al Primavera Sound, el único festival español en el que encajan, y ejemplo perfecto de su espíritu musical]

viernes, 21 de diciembre de 2007

Frikis Buscan Incordiar 2

jueves, 20 de diciembre de 2007

REDACTED

Dir.: Brian De Palma
USA (2007)


"Redacted" es muchas cosas a la vez, todas brillantes, pero sobre todo dos, en toda su amplitud: una denuncia de la guerra de Irak, obvio, y un caleidoscopio visual de la búsqueda de la verdad a través de la imagen, casi la única verdad que conocemos o podemos conocer hoy. Un tema que siempre ha obsesionado a De Palma, pero que nunca ha mostrado tan directamente como aquí. "Redacted" es una especie de remake/ajuste de cuentas con su "Corazones de hierro" (su única peli seria), y también una continuación/actualización de su "Hi, mom!", manteniendo el espíritu juguetón y subversivo, pero ahora con la pérdida de inocencia que implica no el no querer ir a Vietnam, sino el haber estado allí ya (ahora Irak); no el miedo al poder de los medios, sino hablando ahora desde el poder de los medios. Y es, más que nunca, la prueba más evidente de toda su filmografía de la importancia de Godard en su cine, tan grande como la tan traída de Hitchcock. Porque, como las de aquellos, sus pelis le salen de las entrañas, y De Palma aquí está más encabronado que nunca. Lo que le importa es echarle huevos, y no pulir las aristas, como ya pasaba en "La dalia negra". Que salga como salga, pero que salga de dentro. La tosquedad es casi necesaria.

"Redacted" es libertad de forma, es modernidad, podría ser en algunos momentos hasta cachondeo y frivolidad compensado por una sincera denuncia, no sólo antibelicista sino antisocial. Un análisis tan inabarcable como interpretable. Se ha hablado mucho del realismo que supuestamente pretende, y de que no lo ha conseguido por basarse en personajes más bien estereotipados. Claro que no lo logra: va más allá del realismo real, porque llega al realismo auténtico que captamos hoy, tan condicionado por los intermediarios tecnológicos, en una mezcla de explosión de realidad en tu puta cara y la sensación casi onírica de irrealidad que se tendría en una situación así. La diferencia entre ficción y realidad es fundamental para la realidad real: para nosotros, espectadores, consumidores y productores, como nos enseña "Redacted", apenas la hay.

Una vez más: De Palma, maestro, siempre incomprendido, CÁSATE CONMIGO, consideremos a Tarantino nuestro hijo bastardo y visitemos de vez en cuando al yayo Godard por navidad.

Fanzine Fetiche

Burda pero necesaria propaganda la que le hago al fanzine Fetiche, en el que colaboro con textos de aleatoriedad emocional y contrapopular, y que podría, podría, ser descrito, como he leído por ahí, como: "un fanzine dedicado al individualismo con toques de humor negro y un tanto déspota". Ya tiene una web en condiciones, que viene siendo un blog en el que se presenta a los colaboradores (unos más célebres que otros, todos igual de ilustres), se anuncian las fiestas que organizan los mandamases, etc. Por ahí hay datos de dónde comprarlo, cuándo sale (cada dos meses), qué tipo de artilugios eróticos ofrece para el placer individual, microrrelatos sobre colaboradores exhibicionistas...


http://www.fanzinefetiche.com

Aprovecho y estreno diseño del blog, to lo negro, más recoleto y más íntimo. Ah la luz, enemiga del saber.

martes, 4 de diciembre de 2007

En la mente del asesino: ANGST / SOMBRE

La figura del asesino ha sido tratada en el cine de forma mucho más conservadora de lo que parece. Las pocas veces que se ha intentado salir de forma interesante de la arquetípica, y aburrida, descripción habitual, de haber descripción alguna más allá de lo que significa un asesino para la trama, ha sido para lanzarse a la frialdad y objetividad de la situación del psicópata: su día a día, sin juzgarlo, como en "Henry" (claro). Pero ¿qué hay de su cabecita loca? ¿Cómo ve el mundo el muchacho del machete? Mostrar la subjetividad de un personaje siempre es algo complicado en el arte, y se tiende a caer hacia el lado de la gratuidad formal para lucimiento del creador, con virtuosismos no siempre necesarios, como algunos escritores del primer cuarto del siglo XX. Es decir, que puede describir más al que lo cuenta que a quien está siendo contado. Pero la subjetividad, a diferencia de la cautela que implica la objetividad, es algo que hay que intentar como un salto al vacío: hay más posibilidades de acertar pasándose de largo que quedándose corto, por la misma naturaleza caótica del ser humano. Os traigo dos muestras acojonantes de subjetividad radical, viajes por mentes: "Angst" y "Sombre".


ANGST
Dir.: Gerald Kargl
Austria, 1983



Un homicida sale de la cárcel, y no concibe otra cosa más que seguir buscando víctimas. No contemplamos su mente directamente, sino el mundo a través de ella. ¿Y cómo se hace esto? Pues sobre todo gracias al trabajo de cámara de Zbigniew Rybczynski (ojo a su carrera), innovador y extremo. Le da igual que el plano esté temblando o que el encuadre no sea bueno, porque el exterior del asesino él lo percibe así: inestable, amenazador. La cámara vuela temblorosa por ángulos imposibles, evidenciando su presencia de forma necesaria, como un peligro real, físico, que el psicópata puede percibir, y que el espectador sabe que existe porque sin él no podría estar viendo lo que ve. Parece que algunos efectos fueron conseguidos colgando la cámara con una cuerda desde una viga. Primeros planos inmisericordes que cogen toda su fuerza por la interpretación de Erwin Leder, un tipo desquiciado, de expresión desencajada, sudoroso, imprevisible, cuya sed de sangre es sólo comparable con su cobardía. Nos habla mediante una voz en off tranquila, fuera de la escena. Vemos escenas que no suceden en realidad, o no suceden así, pero él no lo sabe, ¡si parece verdadero, tiene que serlo! No se puede detener a planteárselo, sólo tiene la urgencia de matar. Y tampoco se le da demasiado bien: se ve obligado a escapar con el rabo entre las piernas después de cagarla intentando liquidar a una taxista torpemente. Pero es que está ansioso, lleva mucho tiempo entre rejas esperando. Todo esto lo entendemos por su cara, por la histeria formal general; prácticamente no hay diálogo más allá del monólogo en off, que no sabemos si lo que cuenta son hechos o delirios. En su huida llega a una casa algo apartada, en la que inevitablemente están las mejores víctimas posibles: una vieja, su hijo impedido, más tarde la hija; un perrete chico que cambia con su presencia, invisible para el asesino, muchas escenas. Lo planea todo rápido y todo le sale mal, pero le sale. Asesinatos largos y dolorosos, tan subjetivos que ni siquiera podemos saber cuándo mueren las víctimas. Media película (sí, es una película) se pasa el hombre entre fiambres pesos muertos, hipercaracterizados, y se diría que ni siquiera siente satisfacción al haber matado, pues su locura cada vez es peor. Una escena en particular, en la que liquida (¿o ya lo había hecho antes?) a la chica en el túnel es tan exagerada y sangrienta que parece casi de dibujos animados, y a la vez sórdida y realista. Si ni siquiera el espectador puede distinguir la realidad de la alucinación, ¿cómo va a hacerlo el personaje? He leído más de una vez la barbaridad de que "Angst" (aquí conocida como "La angustia del miedo") es una pelicula de tono documental; ¡pero si es exactamente lo opuesto! Puede que haya realismo, pero tan deformado por la percepción del asesino que considerar objetivo algo de lo que está pasando es casi imposible. La espiral de miedo, porque eso es, una caída en barrena hacia el terror disimulado por el falso poder de matar, llega a su apogeo en la parte final, donde la presión que siente el psicópata al volver a la civilización después de la noche en vela es difícilmente soportable. En eso radica la grandeza de "Angst": el espectador se convierte en el personaje como si se pusiera unas gafas de realidad virtual que abarcaran no sólo la vista, sino todo su pensamiento, y motiva la respuesta física que sentiría.
[Existe otra versión, en blanco y negro, creo que más larga, que no he visto. ¿Algún dato?]


SOMBRE
Dir.: Philippe Grandrieux
Francia, 1998



"Sombre" es, si cabe, una experiencia incluso más difícil que "Angst". En aquella, aun en sus peores momentos, el viaje es imparable porque vamos arrastrados dentro del asesino; pero en ésta la visión es la del director, más subjetiva si cabe porque pertenece a una persona real, no al arquetipo que es el psicópata. El título no podría estar mejor elegido: si en "Angst" la herramienta principal era la cámara, aquí es la fotografía, que tiene un tono sombrío, como de día otoñal muy nublado y oscuro, que cala bajo la piel. Los primeros cinco minutos muestran imágenes en apariencia aleatorias, pero que puede que nos estén diciendo algo del asesino: por ejemplo, niños chillando en un cine, el tour de Francia. En ningún momento la película sale de sí misma, siempre es antipática al espectador; muy a menudo los personajes son vistos sólo de espaldas, la oscuridad no deja ver nada con claridad, la cámara de 35mm la maneja directamente un psicópata, y hasta se llega a desenfocar la imagen. Sonidos cortantes, música de un adecuadamente elegido Alan Vega (Suicide), un ambiente incómodo y hostil en general. Es casi como si no hubiera pasado por la sala de montaje. Todo esto, de forma más sutil que "Angst", también es el punto de vista del asesino, pero ese toque de artificialidad tan presente en el cine francés hace difícil olvidar que, en realidad, es la visión de su director. Su asesino se pasea follándose a mujeres, de forma bastante explícita, preferiblemente fulanas, de actitud o profesión. El sexo no es menos opresivo que la muerte en "Sombre", los asesinatos son simplemente un paso más en las relaciones. Muertes feas, violentas y sórdidas. La sociedad y la psicología no tienen nada que ver con esto, esto es otra dimensión; no sé cuál, alguna paralela a la puramente instintiva seguramente. A diferencia de "Angst", aquí hay otro personaje, una chica que conoce, que podría representar el bien y la pureza, pero es tan infeliz que sólo añade tristeza y amargura. La relación entre los dos ocupa gran parte de la película, cediendo terreno al diálogo frente al ataque a los sentidos. Pero es una relación tan extrema y extraña, tan fuera del mundo, que la incomodidad no es menor, y la sensación de irrealidad es tal que, si uno tuviera tiempo mientras durara la peli, tendría que plantearse que quizá es una alegoría; de qué, no lo sé, así de hermético es todo, a pesar de ser una experiencia física de primer orden. Vivir como un psicópata tiene que ser algo parecido a ver "Sombre" una y otra vez.

lunes, 3 de diciembre de 2007

ROBOTRIX

Nu Ji Xie Ren (1991)
Dir.: Jamie Luk
Hong Kong (claro)



El cine de Hong Kong sigue siendo, a estas alturas del eMule, el hermano pobre y tonto del cine oriental. Los más acérrimos de los delirios HongKongonitas seguimos siendo una minoría incluso dentro de la minoría que, a pesar de todo, aún suponen los seguidores del cine bizarro en general y del asiático en particular. Las pelis de chinos de artes marciales, sobre todo de los 70, tienen ya parte del reconocimiento que merecen, pero los innumerables productos gloriosos que surgieron de la colonia inglesa en los 80 y principios de los 90 son todavía, en general, y más allá de sucesos puntuales como John Woo o Tsui Hark, desconocidos o infravalorados; una razón (de varias) podría ser la textura tan característica de sus imágenes, como apagada o plana, que puede pesar a muchos como un halo de cutrerío o vulgaridad, de cinematografía de segunda, de uniformidad que hace difícil distinguir unas pelis de otras. Pero nadie como los chinorris de esa época y lugar supo entender el significado de cine de entretenimiento: "Robotrix" es uno de los mejores ejemplos.


Y ese significado es: imaginación, poca vergüenza y ritmo. "Robotrix" cuenta la historia de una policía que muere en acto de servicio, y es resucitada en forma de androide para ayudar a capturar a un científico loco que, a su vez, se ha suicidado como única posibilidad de transmitir su mente a un cuerpo cibernético superfuerte. Pero esta sinopsis se queda corta, y no explica las sorpresas constantes, lo imprevisible de la trama, los episodios que se salen de la misma por el puro placer de aprovechar una idea. Pasan tantas cosas en hora y media, muchas inesperadas, como para llenar con interés el relleno (llamado eufemísticamente "lagunas de ritmo", algo más común de lo que debería en la exploitaition occidental) de 4 películas. Pasan, por ejemplo, dos violaciones brutales y casi explícitas a cargo de un Terminator, tratadas como escenas de acción. Pasa una especie de minitorneo de lucha entre cyborgs de distintas nacionalidades. Pasan, hacia la mitad del metraje, situaciones gratuitas salidas de un hipotético guión del destape firmado por Philip K. Dick, como una androide cachondona camuflada de pilingui, operación encubierta que acaba interrumpida por una cola de policías disfrazados que quieren disfrutar el momento en su hora del bocadillo. Efectos de cable de todo pelaje, chinas de grandes senos (sale Amy Yip, y no es la mejor) zurrando y fornicando, sangre y violencia, humor chusco que sin embargo funciona... todo un abanico de desvergüenzas que ejemplifica la falta de prejuicios de los hongkongoneses, y cómo saben (o sabían, no conozco mucho el cine actual de HK) darle al espectador lo que está pidiendo a gritos. El festival que es "Robotrix" tiene, además, el extra de estar dignificado por mínimos apuntes de lo que supone ser una máquina; no es "Blade Runner", pero al menos tiene la delicadeza de dejar caer alguna pregunta.