sábado, 30 de diciembre de 2006

LAST DAYS

Last Days (2005)
Dir.: Gus Van Sant
USA


Inspirada en los últimos días de la vida de Kurt Cobain, "Last Days" es una película visual y conceptualmente espectacular. La relación con la realidad, lo que el espectador conoce de ella, provoca la sensación de estar asistiendo a una leyenda mitológica moderna, una tragedia épica que, además, sólo se intuye. No hay ninguna escena en la que ocurra algo grandioso y, sin embargo, la atmósfera es ominosa y terrorífica. Y, a la vez, muy pura y liberadora. Esto lo consigue Van Sant con la fotografía, que enseña una naturaleza exhuberante que casi se puede oler. Y con los interiores de una mansión húmeda y fría, con una luz constante de sábado por la mañana. La extraña inmensidad de esos espacios hace que se sienta una empatía brutal con la soledad de Blake, que vaga por ellos murmurando, ajeno al mundo exterior porque ya lo ha trascendido; ajeno a la humanidad. Hay dos escenas musicales de un solo plano que son sobrecogedoras como pocas veces he visto, devastadoras, derrochan autenticidad, la miseria (o la suerte) de alguien que ya no necesita a nadie más, que sólo puede expresarse con la música. De la misma forma que Van Sant se sirve del cine para transmitir sensaciones que no pueden ser explicadas de otra forma, también juega con el sonido para pintar sobre el celuloide. Las palabras, ¿para qué sirven? La parte final, y algún momento algo más autocomplaciente de la cuenta, es lo único reprochable a "Last Days" porque, aunque no traiciona al resto de la película, es más prosaica y hace perder a lo anterior algo de magia, la devuelve a una realidad a la que nunca había pertenecido.

viernes, 29 de diciembre de 2006

RUBY EN EL PARAÍSO

Ruby In Paradise (1993)
Dir.: Victor Nunez
USA



Hoy toca tópico: no hay aventuras como las de la vida real, la mayor aventura es vivir, etc. Ruby es una joven sureña que huye de su pueblo de toda la vida, buscando no sabe qué. Ni siquiera sabe si está buscando algo, sólo sabe que por lo menos ha conseguido aguantar allí sin quedarse embarazada y sin que le levantaran la mano. Encuentra trabajo pronto en una tienda de regalos de una ciudad turística de Florida, y allí conoce gente: algunos tarados (hombres), y algunas personas que la apoyan incluso sin saberlo (mujeres). Personajes algunos un poco esperpénticos, y aun así siempre creíbles y realistas. En su diario cuenta lo que cualquiera espera que cuente; pero es tan auténtico, Ashley Judd ha nacido tanto para ese papel, que suena como si fuera la primera vez que se cuenta. La peli es un homenaje a la sencillez y al existencialismo corriente: Ruby parece más integrada en la vida que uno de sus novios, un pedante que mira por encima del hombro al resto del mundo. Demuestra incluso más sabiduría. Todo esto contado con calma y sin prisa, de esa forma en la que parece que no ocurre nada pero consigue enganchar al espectador, que no quiere despegarse de ese trozo de vida; y el mérito está tanto en el guión como en Ashley, que juntos crean uno de los personajes femeninos (¿y feministas?) más complejos, matizados y auténticos nunca vistos en el cine. Y, además, el envoltorio de este derroche de humanidad, con el que es muy fácil sentirse identificado, no es feísta ni vulgar como se podría esperar, sino una poesía visual muy intuitiva y casi ni buscada, muy natural. Como todo en la película; se ve con media sonrisa y un nudo en la garganta, y no se puede evitar querer romper la pantalla para entrar y darle un abrazo teletubbie a Ashley Judd. Una de las pocas cosas buenas que ha dado el espíritu de Sundance.

jueves, 28 de diciembre de 2006

La Mejor Canción De Todos Los Tiempos (1): "What You've Got", Mega City Four

(Inauguro nueva sección en el blog. Cada post estará dedicado a una canción, una canción de la que en algún momento, o en muchos, habré sentido que era de verdad la mejor de todos los tiempos. No distingo entre géneros ni épocas, sólo si me la pone dura o no, así que aquí va a salir de todo. Incluiré un link para bajarla en mp3 a 192k de calidad, y la letra si puedo)
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Del disco: "Tranzophobia" (1989)
La canción se puede bajar aquí


Mega City Four es un grupo muy especial. A primera vista parece uno más de entre cientos de bandas de pop guitarrero y con deje punk, pero sus melodías sentidas y sus letras, su energía imparable, daban a su música autenticidad. "What You've Got" arranca con una guitarra deudora de Hüsker Dü, su mayor influencia. Rápidamente la voz de Wiz toma el control y nos cuenta que, aunque perdemos mucho el tiempo, las cosas que de verdad importan ya las tenemos. Que es cuestión de paciencia saber apreciarlas. La música, un poco tras la estela de los Buzzcocks, no descansa un segundo, intensa. Y vuelve a repetir la letra, insistiendo en el mensaje. Porque sus letras tenían un mensaje, vitalista y sincero.

Most of our time is wasted
looking in all the wrong places
talking to all the wrong faces
giving it away

Most of the time we're waiting
compromising and contemplating
half of the rubbish
that they put before our eyes
I got a big surprise

Cos what you've got is
worth hanging on to
things may sometimes
move a bit too slow
but what you've got is
worth hanging on to

they don't know
what you've got

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(Que sirva también como homenaje a Wiz, líder de Mega City Four y últimamente de Ipanema, que murió a primeros de diciembre. Me afectó bastante porque, además de ser un grupo de los que pueden hacerse importantes de verdad en la vida de uno, intercambié varios mails con él por el MySpace los pasados octubre y noviembre. Le propuse una pequeña entrevista, que sería la primera de este blog, y le pareció muy bien, y me dijo que cuando tuviera un rato me avisaba. Se dice siempre pero es cierto: era un tipo muy querido, que vivía por la música, que siempre tenía tiempo para todos. Y porque sus canciones y sus letras significan mucho para, quizá, no demasiada gente, pero sí de forma muy especial)

martes, 26 de diciembre de 2006

BLACK CHRISTMAS

aka Silent Night, Evil Night (1974)
Dir.: Bob Clark
Canadá


Para muchos, sobre todo en los USA, "Black Christmas" es el primer slasher de la historia. En realidad, el giallo o "La Residencia" ya llevaban haciendo esto desde hacía 10 años pero, al no ser en inglés, no parecen existir para el historiador americano del género. Más que ser pionera, esta peli supone la inspiración directa para el "Halloween" de Carpenter que, a su vez, es la inspiración directa de todos los psicópatas que llevaron el aburrimiento mortal al cine de terror durante los 80. "Black Christmas" tiende un puente entre el asesino (relativamente) clásico de Hitchcock y el moderno hombre-con-cuchillo institucionalizado.


La película tiene el ritmo y la estructura libres y relajados propios del cine de los 70. Más o menos hay planteamiento, nudo y desenlace, pero contado de manera dilatada para que no lo parezca, sin deber nada a los cánones de un subgénero que casi no existía todavía, sin tener que enseñar a los personajes arquetípicos que después serán obligatorios. El argumento ya se puede imaginar: es Navidad y, en la casa de una fraternidad femenina (un edificio presentado como si fuera una mansión gótica), casi todas las chicas se han vuelto a casa. Las pocas que quedan, desaparecen o se ven asediadas por las llamadas de un pervertido con una voz polifónica al estilo del diablo en "El Exorcista". Esa voz diabólica da los momentos de más espeluzne, y el obsoleto rastreo de las llamadas los más curiosos. Y, bueno, el desarrollo también se puede imaginar: investigación policial, algún sospechoso cercano a las chicas... Al fan moderno del género puede que le aburra, porque asesinatos hay poquitos y apenas explícitos; de hecho, ni se ven. Pero las escasas secuencias de tensión funcionan de verdad, se siente una presencia amenazadora. Clark, aunque sabe muy bien cómo manejar la cámara, es un narrador regular: sobra al menos un cuarto de hora y, sobre todo, unos detalles de humor idiota muy molestos, repetitivos y fuera de lugar, que ya anticipaban lo peor del futuro director de "Porky's". Pero, a pesar de estos incrustados, "Black Christmas" demuestra que no hace falta ser un genio para evitar que los personajes parezcan estúpidos. Que no es tan difícil crear situaciones naturales que lleven a las chicas al matadero, situaciones que no hagan gritar al espectador "¡pero dónde vas tú, atontada!". El final es, probablemente, el más inquietante y memorable del subgénero; y algo arriesgado, Clark tuvo que luchar para que los productores no lo cambiaran.

[Parece que este año se ha hecho un remake; ¿alguien lo ha visto y puede decir los niveles de infamia que alcanza? Porque esta historia, a estas alturas, tiene un impacto menos que nulo]

lunes, 25 de diciembre de 2006

Felices fiestas y Paz tenga Dios









(de misspaperclip, aquí o aquí)

domingo, 24 de diciembre de 2006

Del porqué del éxito de Papá Noel

Es más que evidente que Papá Noel está, en los últimos años, desbancando en España a los Reyes Magos como proveedor; y como icono navideño absoluto ya sobrepasa a todo lo demás. Las razones no se encuentran en el colonialismo cultural americano que hace echar espumarajos a tantas personas; o, al menos, no sólo ahí. Los motivos por los que el rojo borracho triunfa son dos:

I. Como icono: En nuestra época, la imagen de marca lo es todo, siendo incluso más importante que el producto que se ofrece. Atrae lo sencillo y directo, lo inequívoco. Los Reyes Magos tienen una estética rancia, recargada y variable. Es demasiado complicado reproducirlos a mano en un christmas para una prima, y sus colores se funden y confunden con el mobiliario amarronado franquista que todavía domina la casa española media. En cambio, Papá Noel es un tipo reconocible y siempre idéntico. Un solo color, que además es el llamativo rojo. Un gorro carismático y comercializable por cualquier todo a cien, que hasta un jefe etilizado puede ponerse en una cena laboral. Una barba y una tripa mucho más fáciles de imitar que los complejos y aburridos vestidos orientales de los Reyes. Con cuatro trazos, cualquier niño de guardería puede dibujarlo y provocar la caída de baba de los mayores. La barriga colosal ofrece una calidez contra el frío con la que ninguno de los esqueléticos Reyes Magos del tercer mundo puede competir. El personaje es un viejo bonachón que evoca al icono familiar de la Navidad: el abuelo. Mientras, los tres Magos sólo traen a la mente a un consumidor de opio de Vallecas '87. Como colofón, Papá Noel tiene su frase: ho, ho, ho. ¿Dadaísmo oculto o subnormalidad? Las dos cosas gustan, atraen y aparcan el pensamiento. Cualquiera puede reconocer y reproducir todas esas señas de identidad.

II. Como proveedor: Esto es tan obvio que cualquiera de nosotros se lo planteaba cada Navidad desde bien crío. ¿Por qué coño me dan los regalos los Reyes el día antes de ir al colegio? Cuando llegue el fin de semana y tengamos tiempo para disfrutarlos, ya habremos oído hablar de algún regalo mucho mejor que el nuestro y, entonces, una frustración adolescente adelantada y un odio inconsciente hacia los padres, por haber permitido tal tacañería, nos habrá quitado todas las ganas de jugar con ellos. En cambio, si los trae el lapón de alcohólicos anónimos tenemos dos semanas completas para exprimirlos. Que, científicamente comprobado, es el tiempo que tardamos en aburrirnos de los regalos.

(Sobre si "Santa Claus" desbancará a "Papá Noel" como nombre en España, no tengo respuestas, pero me dicen que el gran Bisbal ya lo ha usado incluso con la pronunciación americana; ya tiene la bendición del mainstream...)

sábado, 23 de diciembre de 2006

WALKABOUT

Walkabout (1971)
Dir.: Nicolas Roeg
UK



Dos hermanos ingleses (o al menos yo diría que tienen acento británico) se ven inmersos en un walkabout (rito iniciático de los aborígenes australianos adolescentes), porque su padre intenta asesinarlos en medio del desierto y no tienen más remedio que huir. Y ahí te ves a una teenager Jenny Agutter y al hijo pequeño del director intentando sobrevivir lejos de la civilización, con una radio y ningún truco en la manga. Y tiene que venir un verdadero nativo a enseñarles de qué va la supervivencia y el pensar. Roeg es antes director de fotografía que director a secas, y por eso no sorprende que la estética de la película sea tan espectacular. Rodado todo en paisajes naturales casi de pesadilla, con la arena traspasando la cámara, Roeg consigue darles tanta plasticidad que parecen casi artificiales, y la sensación de estar viendo decorados sabiendo al 100% que son localizaciones reales es muy extraña. Más todavía por la constante presencia de primeros planos de animales salvajes. No es un canto a la naturaleza ni a la pureza, no es "El Nuevo Mundo" de Malick; y si pretende serlo no lo consigue, precisamente por esa artificialidad. No es cine contemplativo; el montaje está muy presente y eso rompe cualquier intento de sumergirse de verdad en ese microcosmos agotador. Es como una peli de aventuras que da la sensación de que los personajes lo tienen todo controlado aun estando al borde de la muerte. Que motiva a ser vista una y otra vez para intentar descifrar por qué el negro hace todo lo que hace. Aunque algunas de las ideas que vemos son propias de un hippy un poco pasado y han quedado obsoletas, "Walkabout" hace que te tires de los pelos por no haber tenido la oportunidad de verla en pantalla grande. Por no haber podido ver a escala monstruosa esos desiertos, esa poesía casi infantil pero tan rara; y esas piernas perfectas que asoman debajo del uniforme de Jenny Agutter.

jueves, 14 de diciembre de 2006

MÁS VALE MUERTO

Better Off Dead... (1985)
Dir.: "Savage" Steve Holland
USA



¿Alguien quiere ver una peli condenadamente simpática? Aquí hay una. "Better Off Dead..." es lo que el bueno de John Hughes hubiera hecho de haber nacido fanzinero y porrero. Esto es que John Cusack está enamorado a morir de una chica, y la chica le deja porque quiere a alguien más popular. Lo de a morir no era sólo una expresión, porque sin ella su vida no tiene sentido y decide suicidarse. Para ayudarle a pasar el trago, a su alrededor tiene a un amigo con espíritu de vagabundo (literalmente), una madre que cocina como Bender, y una estudiante francesa de intercambio en la casa de enfrente, que le adora pero con la que no puede contactar porque se ve obligada a ser la cita diaria de su ególatra y mórbido anfitrión. Por suerte, una gran cantidad de tópicos ochenteros se acumulan en su vida y le distraen de su desesperación.


Para recuperar a su chica urde el clásico plan de enfrentarse en la pista de esquí más mortal al mejor deportista. Si pierde no importa, ya no tiene motivos para seguir. En el fondo él sabe que es un tío guay, que tiene el encanto de lo maldito, y si quiere tener alguna esperanza no puede seguir trabajando en el burger más apestoso del pueblo. No le va a ser fácil, porque el niño que reparte los periódicos está invadido por una furia homicida contra él porque una vez no le pagó, y le persigue obsesivamente como un T-1000 de barrio residencial. Y todo así. Un humor infantil pero muy efectivo esconde una auténtica pataleta adolescente, con un sencillo nihilismo pero para el que incluso el suicidio es cosa de broma. Un vacío existencial disfrazado de comedia pop, tan divertida como absurda, que incluso intercala alguna animación surrealista. Rodada con ritmo y cariño, el "Savage" Holland este, aparte de ser el director de nombre más molón que conozco, es como el hermano tonto de John Hughes, el que prefería los comics a los libros, el que tampoco se llevaba a la chica pero era porque no se enteraba. El que hacía chistes de gordos y se guardaba sus sentimientos. El que prefería ver a unas hamburguesas hablando que a unos chicos como él abriendo su corazón. Pero no eran tan diferentes. A veces se reían con las mismas cosas. Y la procesión iba por dentro. Y se nota.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Así se empieza una peli: THE FRIGHTENERS

(en España llamada "Agárrame esos fantasmas"...)


Sobre el logo de Universal, una siniestra musiquilla a lo Danny Elfman empieza a crear la atmósfera. Hay una fuerte tormenta, con una lluvia salvaje y los tradicionales rayos y truenos. Cae sobre una icónica mansión de película de miedo. La cámara va bajando, atravesando una ventana cerrada, las cortinas, pasa el ático a través de un agujero de rata... y entonces la música sube, y hay una mujer histérica, tanto como la propia cámara, corriendo por las escaleras. "¡No me hagas daño!". Grita a alguien o algo que la persigue. Su madre interviene: "¡Es un error! Es muy joven... ¡los pecados de la carne la destruirán!". De pronto, con la música ya a todo trapo y sin dar tiempo a asimilar la situación, un ente fantasmal presiona contra las paredes; una forma que recuerda a la de Freddy marcando su relieve amenazador en un muro sobre una cama, tirando un crucifijo. La cámara va para aquí y para allá, el ser intenta cruzar puertas, alfombras, cualquier superficie; pero parece que no consigue entrar en esta dimensión. La mujer está desesperada, no sabe dónde esconderse, la cosa la engancha, y le tira encima estanterías y todo lo que se encuentra por el camino. Ella vuelve a subir las escaleras, y el bicho la agarra y la intenta arrastrar al que sea su mundo. De pronto, la vieja, la no menos icónica madre posesiva y fanática, sale de su habitación cargando una recortada, y grita: "¡Los malvados serán castigados!". ¡Y le vuela la cabeza al ente a través de la alfombra! El ser parece liberado y, como una oscura figura de humo muy negro, asalta la pantalla hacia el espectador, y empiezan los créditos. Sólo han pasado 2 minutos y Peter Jackson ha invadido la acción, histérico y demente. Ha conseguido, como siempre, contagiar su pasión por lo que está rodando.

Es un director vivo, y a día de hoy, a pesar de su megalomanía, lo sigue siendo. Y yo me sigo preguntando cómo alguien puede pensar que esta película se la hizo en realidad Zemeckis.

jueves, 7 de diciembre de 2006

De los cánones culturales (y de cómo me sudan la polla)

No pasa un solo día sin que me cuestione la validez de los cánones estéticos, la autenticidad de la separación entre alta y baja cultura. ¿Por qué es mejor una que otra? Todavía no he encontrado un argumento convincente que me diga que la cultura auténtica es la compleja y genial, la académica. Concreto: sí que he encontrado esos argumentos, de forma poderosa, pero ninguno quita la sensación de que son arbitrarios, de que se hubiera podido elaborar una teoría estética igualmente firme defendiendo la cultura sencilla y eficaz.

La alta cultura sería la que se enseña en las universidades, la que el academicismo considera de genio indiscutible. La de los que parieron obras complejas, trabajadas y casi sobrehumanas. Capaces de mover la mente, llevar la razón a la estratosfera y, si hay suerte, también la emoción. ¿El problema? Evidente: que no son muchos los que la comprenden en profundidad y, quizá por haberle dedicado años de estudio, se ven incapaces de criticarla o, más bien, ponerla en perspectiva, de valorar y reinterpretar también otro tipo de cultura que no es la de verdad, la suya. "Para qué perder el tiempo con minucias". Pero, ¿por qué quitarle todo valor serio y respetable a otro tipo de obras que también son capaces no sólo de llevar a la emoción más profunda, sino incluso a la reflexión? ¿O de crear poesía? ¿Por qué es mejor un mismo pensamiento provocado por Shakespeare que provocado por "Star Trek", independientemente de su valía estética? Se puede hablar de la perdurabilidad: el clásico se mantiene durante siglos, mientras que la baja cultura durará con suerte unas décadas. Pero, ¿qué tiene que ver su duración en el tiempo con su efecto en el ser humano? Personalmente estoy muy a favor de las culturas del momento; no me refiero a las modas, sino a la inmensa capacidad de transmitir algo de una obra más o menos contemporánea al que la consume. Sin negar que la tragedia de "Romeo y Julieta" pueda hacernos llorar como posesos y elevarnos contemplando su maestría, ¿por qué cojones no se valora en "Mortal Zombie" ("Return of the living dead 3") la misma capacidad de hacer sentir una tragedia romántica más grande que la vida, en su contexto?

En la Estética se habla mucho del arte absoluto, de que el Arte mayusculizado puede no estar encaminado a provocar reacciones, emociones o reflexiones, sino que su valor está en sí mismo. El ejemplo más claro es el arte abstracto. Pero gran parte de la alta cultura también apela al corazón. Así, se toma en serio por un lado la intelectualidad pura; por otro, la mezcla de la razón y el corazón, siempre que esté enmarcada en una complejidad y un trabajo posible de crear por muy pocos. Pero NO se valoran las obras puramente físicas, las que van con sencillez y humildad disparando a nuestras capas superficiales, ni siquiera cuando las traspasan y van más allá, consiguiendo los mismos efectos que las obras de verdad. Generalmente, una razón por la que no se toman en serio es porque su capacidad de provocar esos efectos se va perdiendo con el paso del tiempo, y es sustituida por otro mecanismo nuevo que los provoca. Pero, ¿acaso no hizo su papel en su momento? No todas las obras similares lo consiguieron, así que hay que aceptar que no es tan fácil hacer su papel y que hay algunas especiales, que tienen méritos propios, aunque sean méritos basados sólo en su eficacia, y aunque se queden obsoletos y vayan siendo sustituidos por otros. Por estas limitaciones yo me cago en la perdurabilidad y el clasicismo. Necesario, sí; pero que ejerce una tiranía canónica que impide la consideración seria de otras opciones, por culpa de una élite relativamente escasa que tiene el poder y el prestigio para hacerlo cambiar, y que se niega a hacerlo porque sería rebajar el listón. O desatar el caos y el desorden cultural. ¿Por qué es mejor la perfección que la imperfección? De hecho, ¿no inspira la segunda a participar y a sentirse más vivo? En resumen, diré que estoy de acuerdo en que haya un arte puro como el de la pintura abstracta, me siento cómodo con los dos polos del tema; pero estoy radicalmente en contra de que no se consideren dignas de respeto y reconocimiento obras supuestamente menores, pero igualmente capaces que la alta cultura de provocar reacciones, emociones y reflexiones. Las mismas y de la misma intensidad. ¿No son también grandes productos de la humanidad de su época la demencia canalla y salvaje, desatada, de "La matanza de Texas 2", o la de "Las once mil vergas" de Apollinaire? ¿No hay un gran hálito épico en "Los renegados del diablo" al igual que en la "Ilíada"? No niego la importancia de los cánones como guía de entrada pero, una vez asimilados, el verdadero valor está en los cánones de cada uno, siendo además reconfortante comprobar que a veces se comparten con alguien.

[Por supuesto, esto no es más que un apasionado puñado de ideas casi aleatorias sobre un tema que me obsesiona, un puñado muy incompleto, algo disperso y puede que contradictorio, que habrá cumplido su función si una frase ha hecho pensar en algo que no había pensado antes a una persona, facilitando el camino hasta sus propias conclusiones. Porque, en el fondo, siendo consciente de la importancia de todos los tipos de arte para las sociedades; en el fondo, esto no es más que una apología de la subjetividad y una rabieta contra el academicismo.]

lunes, 4 de diciembre de 2006

MANDERLAY

Manderlay (2005)
Dir.: Lars von Trier
Dinamarca (y cinco países más)



Cuando vi "Dogville", me cabreó profundamente. Casi me hizo perder la fe en el ser humano. Aparte de ser un coñazo, el final defendía las mismas tesis que las pelis de Stallone, pero desde un punto de vista supuestamente inteligente y probado. Como si desde los dos lados me estuvieran diciendo que no hay otra salida. Eso asustaba bastante. Ahora me siento un poco tonto, porque veo que piqué en el juego de von Trier, y me lo tomé demasiado en serio. Por eso me dio tanto miedo, pensaba que era un loco peligroso. Y en realidad es solamente un provocador, un tipo que salta y baila detrás de la cámara con sus ocurrencias, quizá colando alguna de sus verdaderas ideas, pero que no deja la posibilidad de saber dónde y cómo nos está echando sal en una herida sólo para ver cómo nos retorcemos, y dónde y cómo está moralizando sinceramente. "Dogville" me sigue pareciendo una basura, pero ya no creo que sea un peligro público.


Esto viene porque he visto "Manderlay" esperando otro churro y un uso masivo del fast-forward, y sorprendentemente me ha gustado. Juega sus cartas muchísimo mejor, y para el espectador desprejuiciado es más claro lo que pretende, que no es otra cosa que tocar las pelotas. En "Dogville" parecía tocarlas tan de verdad que era difícil tomársela como una broma. Von Trier en el fondo es un cachondo, y "Manderlay" su peli más divertida, una especie de comedia negrísima (no pun intended) disfrazada de fábula dramática y pretenciosa. Que también lo es, pero muy autoconsciente, exagerada de forma inteligente. O al menos facilitando al espectador que se sienta inteligente, mientras el danés loco está en la sala de montaje llorando de la risa con los efectos que prevee con su nueva criatura. Lo imagino de cañas, cierto que con un libro de Kierkegaard bajo el brazo, pero comentando con los colegas los futuros ríos de tinta sobre su nueva criatura, las teorías políticas y filosóficas que se pueden extraer de ella. Y entonces Lars, partiéndose el ojete, invita a todos a otra ronda porque está contento de haber conseguido tomar el pelo a la intelectualidad menos rigurosa. "Manderlay" es, a su manera, tan anárquica y anarquista como "El club de la lucha", y el final promueve igual el levantarse y aplaudir entre carcajadas.


Entre tanto jueguecito, es cierto que el drama sigue ocupando la mayor parte del metraje, y que además es efectivo. Puede que sea tramposo, pero de forma menos evidente que en "Dogville". El engaño es, a la vez, más obvio, por recurrir menos a las reacciones viscerales, permitiendo pensar, y también más sutil. En pocas palabras: Lars se lo ha currado más. Habla del poder, de que el sexo es la base de todo, y de la responsabilidad de la libertad. Pero es imposible saber si lo hace en serio, estando aquí la única virtud compartida con la primera: la ambigüedad, lo que permite y empuja a hablar sobre ella durante horas. El montaje y la dirección siguen siendo bastante malos y aleatorios, pero no creo que se pretenda otra cosa. Técnicamente, sólo la cálida fotografía se salva, provocando con su artificialidad directísima que se sienta el foco en la cara de los actores como en la propia. Los decorados, supuesta gran baza de la primera, en la que me parecen bastante gratuitos, aquí son más misteriosos y elaborados, y mucho más integrados en la historia. Y resulta que la narración aquí sí que funciona, y consigue hacer la película de lo más entretenida. Reconozco que empiezo a pensar que el hecho de que me disgustara tanto "Dogville" fue problema mío, y estoy tentado de volver a sufrir sus 3 horacas a ver qué pasa, y a ver si me divierto tanto como con "Manderlay". Y también me preocupa que lo que me vomitara fuera de "Dogville" fuera Nicole Kidman, tan genuinamente insoportable como su ex-Cruise, actriz salvada por el doblaje, y que estaba allí totalmente fuera de lugar. Porque Bryce Dallas Howard, sin ser brillante, sí consigue fusionarse con la película, encaja en el papel y sabe desenvolverse en él sin estridencias, sin llamar la atención. Y ese contraste con el escandaloso von Trier equilibra "Manderlay", pues en la primera parte dos insufribles, el danés y la australiana, no se anulaban, sino que se potenciaban.

jueves, 16 de noviembre de 2006

THE MANSON FAMILY

The Manson Family (2003)
Dir.: Jim Van Bebber
USA



"The Manson Family" es una película con dos cojones. Los de Jim Van Bebber. Este terrorista es un viejo conocido del underground extremo americano, gracias a un par de brutales cortos ("RoadKill" y "My Sweet Satan"), y un largo, "Deadbeat at Dawn", que incluso llegó a ser editado en España con el horrible (o genial) título de "Gore en las calles". Es un heavy fibrado y con pinta peligrosa, entre otras cosas porque tiene una mirada con trastornos provocados por años de porros y ácidos. Y, aparte de merecer estar en listas negras de toda gente de bien, es uno de los muy pocos cineastas genuinamente independientes que quedan en los USA. Escribe, dirige, produce y hasta interpreta sus propias obras. Lo curioso del caso es que, a pesar de su trasfondo y los temas que trata, su cine no es una barata exploitaition por y para fans, sino un cine provocador y salvajemente personal, sin ninguna concesión. Este interés en no ceder ni un paso ha hecho que su obra sea escasa. "The Manson Family" es un proyecto que le costó finalizar cerca de una década: parece que empezó en 1988; allá por el 94 ya estaba casi terminado pero se quedaron sin presupuesto; en el 97 se estrenó una versión "in progress" en festivales; y en el 2003, gracias al apoyo de Blue Underground, pudo pasarla a cine y tratar el montaje como deseaba, sin necesidad de venderse un ápice al mercado del descerebre.


"The Manson Family" no trata sobre Charles Manson, sino sobre su círculo. Las apariciones del propio Manson, un actor bajito y feo muy parecido al auténtico, son pocas. Su fuerza se intuye, o más bien nos la tenemos que creer, en las conversaciones de sus seguidores, quienes de tipo carismático pasan poco a poco a considerarle Dios y Satán. El invento está lejos de ser una película lineal y convencional. El montaje es la estrella, dotando de texturas propias de las épocas que se viven; jugando, en apariencia aleatoriamente, con varias historias a la vez. La historia directa del clan Manson se ve interrumpida por un reportaje televisivo, en el que aparecen entrevistas (de ficción, pero no lo parece) con los supervivientes de la familia, años después. La influencia de los media es un hecho importante, pero está tratada de forma mucho más sutil que por ejemplo en "Asesinos Natos". Esta narración es más o menos la misma que usó en "My Sweet Satan". De vez en cuando, también vemos hablar a los responsables del reportaje en su estudio, quienes dicen que, como el director, están interesados no en Charlie, sino en los chavales que realmente empuñaron las armas. Por último, también hay una acción actual, en la que una panda de oscuros colgados se droga y fornica de forma obscena en un sótano. El contraste con la generación del amor es brutal, aunque los resultados sean los mismos; como detalle, los enfermos contemporáneos aparecen con el movimiento acelerado en el montaje, que se me escapa lo que significa.


La primera hora de peli va por ahí. Vemos un montón de bastante explícitas orgías de hippies tetudas y melenudos, con unas texturas y un montaje tan logrados que podrían pasar por cualquier cinta psicodélica de la época. No se representa el momento, sino que se viaja hasta él. Poco a poco, en una interminable cascada de planos a cual más creativo, vamos viendo el (literalmente) descenso a los infiernos del grupo, cómo el amor les lleva al terror y el sexo se mezcla y confunde con la violencia, en parte por una paranoia inducida por las drogas. En al menos una escena de "My Sweet Satan" parece probado que todo cristo iba de tripi en el rodaje, y no sorprendería saber que aquí también. Cuando falta una media hora, la situación ya es insostenible, y llegan los asesinatos de Sharon Tate. Aquí casi se olvida de las otras narraciones, y pasamos 20 minutos en esa casa. Pasando de elaborar una pensada y elaborada set-piece, el cafre del Van Bebber se pone a rodar de forma animal y caótica, captando perfectamente la situación. Yo admito que me acojoné severamente ante la matanza, que es a la vez realista y un mal viaje de LSD. >El ratio de apuñalamientos en esta parte diría que es el mayor que he visto en una pantalla: se ensañan, juegan sádicamente con los cuerpos vivos y muertos, ríen y se manosean. Un delirio de atrocidades, en el que el director y los actores se funden con la historia y los personajes.


En los últimos 10 minutos, con una fuerza destructiva que (una vez más, literalmente) destruye la pantalla, es cuando confluyen todas las historias y el conjunto toma sentido. Es en esta parte final cuando el nihilismo se desata hasta el extremo; lo que asusta es que no es una violencia por la violencia como la de, por ejemplo, los remakes de "La Matanza de Texas". Allí, la película es consecuencia de ese nihilismo del momento social y de lo que representa. Pero en "The Manson Family" la anarquía y la inmoralidad se descubre como totalmente pensada, no como un entretenimiento más o menos enfermo sino como una forma de entender el mundo. Y ESO es lo que acojona. En los créditos finales, hasta el último segundo se engancha una voz que repite "think about it, think about it...". En el fondo, Van Bebber es como un Rob Zombie vagabundo y de los barrios bajos; pero su principal influencia es la de Richard Kern, de quien el grupo actual está viendo "You Killed Me First!" en el sótano. Las actuaciones que consigue son muy parecidas a las de la panda de Kern, y Leslie Orr hubiera sido un icono como Lydia Lunch o Lung Leg en otra época. Puede que no sea una gran película, de hecho es bastante imperfecta, pero diría que eso es lo que la convierte en una obra importante; la falta de presupuesto es suplida con un torrente de creatividad, pero a la vez Van Bebber se muestra algo limitado en la primera parte, y no termina de ser convincente el camino por el que la comuna llega al horror. "The Manson Family" es eso que tanto les gusta decir a nuestros críticos mayoritarios: una película necesaria, porque demuestra que aún se puede disfrutar, con gran esfuerzo, de una libertad artística total, aun partiendo de las peores condiciones. Porque no nos engañemos, el cine de género de bajo presupuesto está tan atado o más, es tan dependiente comercialmente como el de las majors de Hollywood. Pero Van Bebber rompe esquemas: aunque parte en principio de la exploitaition, sabe que su voz es poderosa y lo traspasa, y salta por encima de cualquier género. No en vano, "The Manson Family" tuvo sus primeros éxitos en los circuitos de arte y ensayo.

sábado, 11 de noviembre de 2006

GOD TOLD ME TO

God Told Me To (aka Demon) (1976)
Dir.: Larry Cohen
USA



Larry Cohen es uno de los directores más personales y auténticos del fantástico, injustamente (o más bien sorprendentemente) olvidado hoy, incluso por los fans. Ni siquiera su estupendo capítulo para "Masters Of Horror" ha provocado una revisión de sus películas. "God Told Me To" es la más alucinante de todas. Tiene, como casi todo el cine de Cohen, una de esas ideas argumentales que es muy difícil que salgan mal. En New York, ciudad protagonista, hay una oleada de asesinatos en masa, causados por personas aleatorias, generalmente por el método del francotirador apostado en lo alto de un edificio. Un detective investiga y descubre que, al ser preguntados por qué lo hicieron, todos responden lo mismo: Dios me dijo que lo hiciera. Y, conforme avanzan sus pesquisas, no se encuentra con una esquizofrenia causada por residuos tóxicos o aparatos secretos del gobierno, como en cualquier episodio de "Expediente X"; sino que en cada suceso aparece un hombre sospechosamente parecido a Jesucristo.


La trama es tan demente como apasionante, con un guión redondo y cada vez más complejo conforme avanza. Toca y mezcla a la vez y con el mismo éxito géneros como el policíaco, el terror puro, el cine lisérgico, la ciencia-ficción, la blaxploitaition, el documental... enmarcado todo en una estructura casi hitchcockiana. Su reinterpretación de Hitchock es quizá parecida a la que habría hecho De Palma si se hubiera dedicado al thriller en su primera época de libertad formal. Hay hasta homenajes directos, como la música (la peli está dedicada a Bernard Herrmann), o una copia de la escena del asesinato en la escalera de "Psicosis", que me atrevería a decir que aquí está mejor rodada de no ser porque tampoco quiero exagerar. "God Told Me To", aparte de esto, tiene un tono profundamente único y personal, una forma de filmar New York en la que se puede reconocer a Cohen aun viéndola unos segundos. No parece haber mucho presupuesto, pero la imaginación y el talento disparan la efectividad de la película, con una narrativa potente y sin descanso, muy física. Es física en el sentido de que sientes estar dentro de los escenarios, gracias a que la cámara siempre está en acción y con una perspectiva a la altura del espectador; y a la vez tiene una gran sensibilidad onírica, sobre todo por la fotografía algo amarillenta y a veces "llorosa". Uno se siente transportado a través de un sueño, con el mismo tempo, y con una historia propia de una pesadilla causada por indigestión.


Los actores, sobre todo el protagonista, juegan un papel muy importante, porque se mezclan perfectamente con el entorno, se diluyen en la historia como pegotes en una pintura. Gracias a ello, Cohen retrata también el clima social de la ciudad de forma sutil pero muy convincente, con carga crítica, convirtiendo la película en un testimonio de una época, una de esas que se sabe que no se podrán repetir. Aparte de ese pulso moderno, hay mucha cinefilia, no sólo en lo de Hitchcock, sino por ejemplo en un par de flashbacks que reinventan la ci-fi de los años 50 con el "todo vale" de los 70. Y también habla de la religión; aunque la usa para indicar algunas cosas sobre el vacío de valores del mundo moderno, sobre todo usa su mitología como herramienta en beneficio de la película, y la retuerce de tal manera que consigue una atmósfera apocalíptica de "llegada del anticristo" nunca vista, ¡partiendo además de Dios y no de Satán! Aunque suene rancio: ya no se hacen películas así. Hay que verlo para creerlo, y la última imagen es de las que revientan a uno por dentro. El cine de género actual tiene algunos méritos, pero no la libertad de aquel entonces.

lunes, 23 de octubre de 2006

Invader Zim! Space meeeat!

En corto: la mejor serie de animación de la galaxia.


En medio: como un Tim Burton esquizofrénico y que se ha olvidado de tomar sus pastillas. La serie vomita obsesiones desatadas como los alces, los monos, los cerdos, la skool, o los sitios de comida rápida. Una locura total, divertida hasta morir. El creador es Jhonen Vasquez, conocido por sus comics de "Johnny The Homicidal Maniac".

En largo: Zim pertenece a la raza Irken, especializada en conquistar planetas. Es la oveja negra del imperio: a pesar del entusiasmo y entrega de su megalomanía, siempre acaba dejando las cosas peor de lo que estaban para todos. Para deshacerse de él, le mandan hacerse con el lugar más lejano de la galaxia, que resulta ser la Tierra. Le proporcionan un androide perturbado montado con piezas de desguace, Gir, que suele ir disfrazado de perro idiota. Zim se disfraza de niño humano normal, pero Dib, un chico de su clase que es investigador paranormal en su tiempo libre, conoce la verdad, y trata de darla a conocer por cualquier medio. Y, bueno... esto ni empieza a describir lo que es "Invader Zim": la demencia más absoluta. Los planes de ambos chocan, se contrarrestan, y suelen causar el caos más grande y salvaje. Con amplia variedad, porque no hay dos episodios iguales, y todos tienen de fondo a secundarios creados en un frenopático (como la profesora, la hermana de Dib, o los jefes de Zim: The Almighty Tallest Purple and Red), que habitan un mundo más o menos futuro donde todo, y digo TODO, puede existir si tiene el apropiado nivel de cafeína en sangre. Luchas de robots, una habitación en el centro de la galaxia con un alce que explica el origen del universo, ardillas, monos sedados emitidos por televisión 24 horas al día, enanos de jardín equipados con láser de alta tecnología, Chickenfoot, padres-droides epilépticos... y la revelación de que el Apocalipsis será en un fast-food: The Foodening. Y con todos los capítulos deseas que te metan tila en vena porque no puedes aguantar tanta histeria y tanta carcajada espasmódica.

La pena: no es fácil de conseguir. Incluso por internet, si hay suerte se pueden bajar capítulos en inglés, pero (creo) no hay subtítulos. Hay algunos disponibles en español neutro, pero hay que evitarlos porque una de las grandes bazas de la serie es su doblaje original, con frases neoclásicas, llenas de sabiduría, y apropiadas para el día a día como:
-Ride the piiiiiiiiiiiiiiiiiiiig!
-Space meeeeeeeeeat!
-Dooooooooooooooom!
-Cuuuurse youuuuuuuuuu!

El sueño:
poseer la caja para fans, con la forma de la casa humana de Zim, que incluye las dos temporadas, los especiales, algún capítulo inacabado, un muñeco de Gir, extras, subtítulos en Irken, etc. Son los 120$ que algún día me atreveré a gastar. Algún día...

sábado, 14 de octubre de 2006

LOS ARISTÓCRATAS DEL CRIMEN

The Killer Elite (1975)
Dir.: Sam Peckinpah
USA



"The Killer Elite" está considerada una obra menor de Peckinpah, y por mucha gente incluso una basura indigna del maestro, merecedora de gritos de "¡vendido!". Pero en realidad es una continuación directa del estilo practicado en "La Huida" (a la que en mi opinión iguala y, en su primera parte, supera), con todos los tics propios de su director, tanto en lo visual como en lo argumental: la amistad traicionada, la violencia (con sangre que ya no es la obvia pintura roja que restaba fuerza a sus anteriores films) o la cámara lenta (a menudo juzgada gratuita a esas alturas). Y explota dos de esas manías muy especialmente; por un lado, el montaje, rápido, creativo, que superpone diálogos, secuencias, y hasta líneas temporales, y que ayuda a que su cine se conserve fresco y libre; por otro, su paciencia, su capacidad para tomarse las cosas con calma, para no precipitar los hechos y dejar que duren lo que sea necesario. Aplicando esto, dedica una larga porción de la primera parte del metraje a la recuperación del personaje de James Caan, herido de bala en brazo y pierna. No sólo logra el momento más doloroso de toda su filmografía, cuando le retiran las escayolas y el esparadrapo (cualquiera que se haya roto un hueso de verdad alguna vez, sudará frío), sino que además equipara así la heroicidad de película con la del día a día, el sacrificio de una leyenda con el que una persona normal puede hacer en una rehabilitación. Lo humaniza, y consigue así una de las mayores empatizaciones vistas en el cine de acción.


Después de su recuperación, ayudado por las artes marciales y la fuerza de voluntad, la película se vuelve algo más convencional pero no menos apasionante. Comercialidad bien entendida y aceptada por su director. La trama de un grupo de asesinos o protectores, mercenarios de una agencia privada oculta, que se dedica a trabajar con figuras políticas, está rodada con mucha habilidad y soltura, a lo que se le añade la desvergüenza propia del cine macarra de los 70. Tensión y diversión en las escasas secuencias de acción, virtuosas como no podía ser de otra forma. La última parte sucede en unos barcos inmensos que hacen lamentar no poder verla en pantalla grande. Es aquí cuando hay una lucha entre asiáticos supuestamente climática, que en realidad es bastante idiota; Peckinpah parece consciente de esto, y el propio personaje de Caan se dedica a ridiculizarla. Los ninjas parecen ser muy molestos para los detractores de esta película, como si algo tan vulgar le quitara toda posible entidad, cuando en realidad su presencia es corta y, además, independientemente de que sea o no un poco tontorrona y de "Equipo A", está filmada con gusto y no parece demasiado encajada a presión. Los más críticos también se olvidan del fabuloso arranque, que con unos diálogos muy naturales traza con originalidad la amistad entre Caan y Duvall, un comienzo no demasiado alejado del primer Godard.


(Curiosidad: Tom Clancy, el escritor de novelas paramilitares hi-tech, interpreta a un francotirador maníaco-depresivo y de gatillo tan fácil como acertado)

miércoles, 11 de octubre de 2006

RED ANGEL

Akai Tenshi (1966)
Dir.: Yasuzo Masumura
Japón



Son los años 60, el cine está reventándose a sí mismo desde dentro. No sólo en Europa: en Japón surge la llamada "nueva ola", directores como Suzuki o el propio Masumura que trabajan con géneros superutilizados y los reinventan, siendo tan respetuosos como subversivos con su fondo original. "Red Angel" coge, por un lado, el cine bélico, vertiente guerra China-Japón; por otro, el cine erótico que empezaba a despuntar en las islas, con la violación como elemento característico. Masumura trata los aspectos más oscuros de los dos, los ensucia y los hincha de sordidez gracias a un podrido blanco y negro, y se lo planta al espectador en la cara. Y si éste no conocía a Sam Fuller no se había enfrentado a nada parecido.


La historia es sobre una enfermera japonesa que trabaja, casi esclavizada, para el ejército. Como no puede ser de otra forma, es violada en grupo. Y, en lugar de recibir apoyo, la mandan unos días al frente. Allí sus horas de sueño son casi inexistentes, y sólo vive para oler la sangre de los cadáveres, para asistir más y más amputaciones hechas sobre la marcha. Vive una hipersexuada aventura con uno que haría parecer al Johnny que cogió su fusil un tipo elegante; no deja de ser paradójico que la forma de salir de la miseria sea afrontándola en su forma más directa y salvaje. Su vida, a pesar de todo, sigue marcada por la tragedia, pero en su sumisión y sacrificio yo diría que hay hasta un tipo peculiar de feminismo, entendible sólo en comparación con la típica misoginia japonesa. Sigue vagando por entre los horrores de la guerra, y se sumerge en una especie de historia de amor con un doctor soberbio, impotente y que le obliga a pincharle las inyecciones de la morfina a la que es adicto.

Sí, todo es tan agobiante y enfermizo como parece. El ser humano no sale bien parado, y encima la poca parte buena que le toca viene al exprimirlos al límite y ponerlos cara a cara, vísceras contra vísceras, con su lado más oscuro. La poesía es puramente animal, y sale de cosas como el seccionar miembros; y más impactante todavía el comprobar que en realidad no es ni la mitad de gráfica de lo que pueda parecer por la impresión o el recuerdo. La sección final, tan intensa como es costumbre es Masumura, es la que recuerda que estamos en una película bélica, y precisamente la guerra es la que se dedica a medio juzgar a cada personaje, dándoles en cierto modo lo que se merecen. Algo arriesgado en una peli de guerra en principio pacifista, como todas las que tienen un par de neuronas. Pero "Red Angel" es un escupitajo en la cara que no se propone poner las cosas fáciles.

lunes, 25 de septiembre de 2006

DOMINO

Domino (2005)
Dir.: Tony Scott
USA / Francia



"Domino" es la segunda peli de Richard Kelly, el autor de "Donnie Darko", aunque aquí sólo como guionista. Dirige Tony Scott, y como yo le tengo mucha simpatía a su familia, disfruto con su saturación de efectos de montaje y con su afán de que ningún plano dure más de 3 segundos. Básicamente, "Domino" es un videoclip de 2 horas y pico. Un desmadre visual y de ideas. Esto es tan escandoloso y chillón como "Un domingo cualquiera" (también a reivindicar), pero además con sustancia. Un demente exceso visual, insoportable para la clase rancia, incompatible con el amor clásico por las pelis, es entretenimiento puro y cine ultramoderno. Juega con la realidad y la ficción en nombre de la diversión, elimina todo factor humano del cine para provocar erecciones por adrenalina.

Para unir todas las partes, está el guión. Una esquizofrenia y una masturbación de acción y punch-lines, Richard Kelly se pone una vez más a dar rienda suelta a todas sus fantasías adolescentes, que son muchas. Yo tengo algo de teenager con espíritu macho y amor por los G.I.Joes, por eso siento una empatía tremenda con todo lo que nos cuenta. "Domino" es la peli que cualquiera de nosotros del género masculino hubiéramos hecho con 13 años y las hormonas disparadas y con la adrenalina a tope. Los que critican que no sea creíble (ya lo dicen al principio, "basada en hechos reales... más o menos"), o que sea absurda, o fantasma, una vez más no han entendido nada. Porque es precisamente lo que se busca, el ir más lejos todavía, con una total autoconsciencia de lo que se está haciendo, lindando con la parodia. Y se consigue a base de reventar tímpanos y retinas y otros sentidos del gusto.

Y luego está Keira. Soy el primero que ha criticado a esta mujer, paradigma de la sosería en la pantalla, insípida hasta congelar el cerebro. Y ahora me trago mis palabras. Porque Keira Knightley está TOTAL como Domino Harvey, y da una lección sobre cómo ser una bad-ass de primera. Si de mí dependiera, el MTV Movie Award a la mejor actriz era para ella este año y todos los siguientes.

jueves, 29 de junio de 2006

MASTERS OF HORROR: Todos los capítulos (y II)

(viene de aquí)


DEER WOMAN (John Landis) - Que Landis está muerto y enterrado desde hace muchos años es algo que se presupone con demasiada ligereza. Porque, aunque no ha estado a la altura de los 80, en los 90 "Innocent blood" o "La familia Stupid" fueron estupendas sombras de su época dorada: el talento cómplice de este hombre siempre ha seguido ahí. Y ahora lo ha demostrado con este episodio, donde retoma el espíritu de su "Hombre-lobo en Londres" (referencia directa incluida), sabiendo que tomarse en serio a sí mismo sería un suicidio. Y no lo hace, y monta el capítulo más divertido de la serie, metiéndose de lleno en la parodia por momentos (¡las reconstrucciones de los hechos en el camión!), con la sangre y el erotismo muy presentes, flojeando un poquito solamente en los momentos de puro terror. Estoy convencido de que si Landis hiciera 5 pelis cada 5 años, al menos una o dos serían memorables. 7/10

CIGARETTE BURNS (John Carpenter) - Y estas son las palabras mayores. Carpenter es un gigante del cine, que conserva la intensidad y la pasión del principio intactas, sumadas a una técnica depuradísima. Un genio narrativo, que además aquí se desmarca con conceptos casi cronenbergianos, auténtico amor sin medida por el cine, y una inteligencia que se sale de los medidores. Inabarcable, probablemente su mejor peli desde "La cosa", "Cigarette burns" es un brutalmente sangriento y épico homenaje a los degustadores y a los creadores de cine, que hay que verlo para creerlo. Udo Kier protagoniza una imagen poderosísima llamada a entrar en la historia del género, dándole sentido a la expresión "hacer películas con las vísceras"; que es lo que, sin descanso, ha hecho siempre Carpenter. 9,5/10


THE FAIR-HAIRED CHILD (William Malone) - El director menos conocido del pack, Malone es adalid del efectismo videoclipero a lo Balagueró pasado por la MTv. Y, aun así, hace un episodio entretenido y modernete para adolescentes actuales, más o menos disfrutable y con cierto mal rollo artificial. 6/10

SICK GIRL (Lucky McKee) - Lo que muchos esperábamos: la confirmación de McKee después de la adorable "May". Sigue caminos parecidos a los de su primera peli, con el mismo romanticismo raro y con un toque más marcadamente fantástico y lésbico. Angela Bettis se come la pantalla con su voz de camionera, que no encaja en ese cuerpo, en una historia de insectos de otro mundo, de degeneración y de amor. Conforme avanza todo, también lo hace la pena del espectador y la tensión expectante, y McKee es lo bastante listo como para hacerlo terminar de la mejor forma posible: a lo bruto. Y es lo bastante amante del cine italiano como para saber de las bondades del final doble. 7/10


PICK ME UP (Larry Cohen) - Reinventa el subgénero psychokiller un poco al estilo del primer episodio, aunque con más desvergüenza todavía. Cohen es un gamberrete que siempre cae bien al fan, porque tiene ritmo y la cara lo suficientemente dura para saber que la credibilidad y la seriedad a menudo son aspectos secundarios. Violento y juguetón, con la siempre deseada Fairuza Balk y dos carismáticos psicópatas, retuerce una historia en apariencia sobada para dar el capítulo más divertido junto al de Landis. 7/10

HAECKEL'S TALE (John McNaughton) - John McNaughton es uno de los mejores directores americanos de los 90, por mucho que su prestigio apenas vaya más allá de "Henry". Por eso, aunque ahora ande perdido, se esperaba que pudiera hacer algo opresivo con una historia de zombis pervertidora del espíritu gótico. Pero no lo hace, y le sale una cosa sosilla y poco trabajada, con puntuales momentos de depravación extrema (la espectacular orgía en el cementerio y el epílogo). ¿El problema? No es por quitarle culpa a McNaughton, porque si no hay pulso en la dirección no lo hay, pero Mick Garris era el encargado de adaptar una historia de Clive Barker, y una vez más lo hace de forma pajillera y sin más chicha que la de una mujerzuela. 5/10

IMPRINT (Takashi Miike) - Y acabamos con el segundo Titán de la serie, Takashi Miike. Un poco al estilo de "Box" (su parte para "Three... extremes") pero con más historia, "Imprint" es un exceso esteticista y sádico, con una perfección formal y una elegancia narrativa únicas, que abruman y que hacen pensar que Miike hasta ahora sólo estaba tomando contacto con el cine, y todavía tiene que desplegar su verdadero talento. Enfermizamente colorista, terrorífica y romántica al límite, sin una sola concesión y con una secuencia de tortura tan insoportable como hermosa. 9/10

martes, 20 de junio de 2006

MASTERS OF HORROR: Todos los capítulos (I)

Cuando salió la noticia de una serie de televisión con capítulos dirigidos por los realizadores más míticos del cine de terror moderno, los fans de todo el mundo nos volvimos locos por la idea. La serie en sí, una vez vista, es irregular y mucho menos apasionante de lo que se podía esperar, demostrando (como sus filmografías) que los directores que participan son en su mayoría de segunda división. La única obligación impuesta por los productores parece la de meter sangre y tetas como nunca se ha visto en algo hecho para la tele, y siempre se agradece un poco de subversión. Los FX son de lo mejor que se ha visto, y demuestra que es un campo en el que se puede alcanzar la perfección si se olvidaran un poco de los efectos por ordenador. Pero a pesar de la aparente libertad que les dieron a los muchachos tras las cámaras, sólo los más inteligentes del grupo (Carpenter, Miike...) se tomaron el proyecto como la posibilidad de hacer mediometrajes con el mismo mimo que le pondrían a cualquiera de sus pelis; y de hecho, los capítulos que lo merecen son vistos en pantalla grande en festivales afines. Otros, aunque con variaciones, se limitan a cumplir, en general cubriendo el entretenimiento, pero sin atreverse con nada innovador ni demasiado memorable. Incluso una serie parecida pero menor como "Night Visions", aunque con menos calidad, se esfuerza en ser más original en conjunto. Al final, "Masters of Horror" sirve para distinguir a los verdaderos directores y viejas glorias de los profesionales con suerte, a los niños de los hombres.


INCIDENT ON AND OFF A MOUNTAIN ROAD (Don Coscarelli) - Muy prometedor comienzo, del siempre original y personal Coscarelli, con mucho que ofrecer para una mirada que vaya más allá de lo superficial, y que aquí con cuatro cosas le da la vuelta al género del psychokiller. Convierte al asesino no en el centro de la historia, sino en un elemento secundario, una excusa para que suceda todo lo demás. Sin origen ni explicación necesaria, el pobre matador es casi más la víctima, un personaje que se ve atrapado en una situación que no quería. Y tiene muchísimo mérito proponer algo nuevo en un subgénero tan oxidado como éste. 7'5/10

DREAMS IN THE WITCH HOUSE (Stuart Gordon) - Partiendo del mejor relato de Lovecraft (y por extensión uno de los mejores jamás escritos), Gordon hace una directa-a-vídeo, funcional y sin el mínimo esfuerzo por decir algo nuevo que justifique haberla rodado. Algo más fiel de lo que se podría esperar, no tiene ninguna de las escasas virtudes de Stuart Gordon, como podría ser la facultad de crear ambientes malsanos y que ponen nervioso. Aquí todo transcurre como en un telefilm, con ritmo pero sin alma. 4,5/10

DANCE OF THE DEAD (Tobe Hooper) - En principio, una irritante masturbación videoclipera de Hooper, que si se analiza punto por punto (el horrible montaje, la dirección petarda, la fotografía moderna mal entendida) es una basura insalvable. ¿Qué ocurre? Que Hooper tiene un instinto especial y, aunque cuando quiere hacer algo no le sale, a nivel inconsciente hace funcionar casi cualquier cosa. Y ese talento innato es lo que consigue que la atmósfera histérica de decadencia postapocalíptica funcione perfectamente, nos mete en ese mundo enfermo a correr drogados en ese coche, y sabemos que lo que vemos y lo que sentimos es lo que veríamos y sentiríamos de estar ahí. 7/10


JENIFER (Dario Argento) - Mediocre. La mayor decepción de toda la serie, un auténtico maestro en horas bajísimas, que parece renegar de toda la personalidad que le hizo grande. Porque, ahí está el problema, esto no parece de Argento, parece de cualquiera. No hay una sola escena de cámaras imposibles, ni un solo asesinato rodado con la misma premeditación que se comete. Lo único que mantiene esto es una impactante labor de maquillaje y FX sanguinolentos, y algo de sexo chungo que da cosica. Por lo demás, ya le vale a Dario, a ver si se da un golpe en la cabeza y recuerda quién es. 5/10

CHOCOLATE (Mick Garris) - El caramelo del nene, la exigencia del creador (Mick Garris) para montar la serie: ser considerado un grande. Por supuesto, no lo es. Ni siquiera es un mediocre, sino un pobre patán. Un engendro aburrido que además cuenta una historia que ya huele, y que parece una simple excusa para enseñar cuantas más tetas mejor en el menor tiempo posible. Lo que no estaría mal en sí mismo, pero Garris se toma en serio y se cree que está haciendo algo de verdad, cuando es un gargajo más en la cara del género. El peor episodio con diferencia. 2'5/10

HOMECOMING (Joe Dante) - Después de Coscarelli, sólo Hooper (y a su pesar) conseguía levantar el nivel, y la serie se estaba yendo a un abismo peligroso que sólo decepcionaba más y más. Por suerte, lo malo ya ha pasado y sólo falta lo mejor. Como esta historia de zombies usados como arma política, original y encantadora. Pone patas arriba, aunque con algo menos de acidez de la esperada, la democracia americana y el subgénero de zombies, y además divierte con respeto al fan menos exigente. Si acaso, se puede alegar que casi todo el mérito viene del relato en el que se basa, pero Dante sabe de qué va la cosa, es uno de los nuestros y siempre cumple. 8/10


(continúa aquí)

lunes, 19 de junio de 2006

Extraño suceso ocurrido en Alicante el 6/6/06

Que el pasado 6 de junio fue el Día de la Bestia es algo que ya sabe todo el mundo. Por desgracia, el Mal no se esparció por la Tierra ni pasaron cosas relacionadas con Satán. Yo os voy a contar una. No es leyenda urbana, es de primera mano. Frente al sitio en el que estoy trabajando hay unos cines. Ocurrió allí. A mitad de la tarde del día 6 llegó la policía alertada por un objeto misterioso que se había encontrado en la sala en la que se proyectaba "La profecía". Entre todos los curiosos, resultó que mi jefe era bastante amigo de uno de los polis, y le preguntó lo que pasaba. ¿Qué se había encontrado? El policía contó la verdad: en una butaca, había aparecido un sobre con el 666 escrito (si con sangre humana o no, ya lo dejo a la imaginación de cada uno). Dentro del sobre había dos cosas: un billete auténtico de 500 euros y una cinta de cassette. Aporten sus teorías.

domingo, 18 de junio de 2006

POISON

Poison (1991)
Todd Haynes
USA

elink (doblada al castellano, por una vez)


Primer largo de Todd Haynes, que cuenta tres historias que son en realidad como tres pelis diferentes. "Home" es sobre un niño que mató a su padre y desapareció, y está contada como un docudrama, donde descubrimos cómo era el monstruito (deudor de Michael Myers) por los testimonios de quienes le conocían. El prota de "Horror" es un científico que consigue sintetizar el impulso sexual y, en un arrebato de lascivia, se lo bebe y coge una especie de lepra contagiosa; Haynes mimetiza el estilo de la ci-fi americana de los 50. Y "Homo" sucede en una cárcel, donde un tipo es vejado mientras se enamora de otro preso, abusón en su instituto; visualmente oscurísima, es como una fantasía homosexual masoquista. Ninguna de las tres historias está del todo bien desarrollada, y aquí está el principal defecto y a la vez virtud de "Poison": los personajes se explican y se entienden mucho mejor unos a otros que a sí mismos. Es decir, que para saber de qué va cada pedazo, hay que interpretarlos a partir de los otros. Y se demuestra así que tienen más en común de lo que parecía, y que las tres partes tratan sobre la sumisión y la absurda relación de poderes, el deseo sexual y su frustración, del instinto y de la degradación. De hecho, cada vez que se alcanza un momento interesante en una historia, se salta a otra, casi como un coitus interruptus. Esto hace que el seguimiento pierda algo de interés y no termine de funcionar emocionalmente, pero gane en originalidad. El sexo está siempre presente, sexo enfermo con leprosos o entre niños, o en constantes violaciones homosexuales; los fluidos que son clave en la trama son claramente reminiscentes del semen. Haynes dirige con estilo, a veces gratuito y poco pensado, consiguiendo algunas imágenes estupendas de puro cine de terror, y algunos efectismos; pero principalmente en la estructura ya hay destellos de la inteligencia que desarrollará con los años (sobre todo en "Lejos del cielo"). El único momento en el que consigue transmitir emoción es en el climax de las historias, donde por fin se deja llevar y se desata, y decide dar de lado al moderno estudiante de cine de finales de los 80 que tiene dentro para ser más sincero.

sábado, 17 de junio de 2006

GIANTS & TOYS

Kyojin To Gangu (1958)
Dir.: Yasuzo Masumura
Japón

elink (japonés)
subtítulos (inglés)



Japón a finales de los 50, invadido por el pensamiento colonial capitalista... ¡Giant! ¡World! ¡Apollo! Tres compañías que van a lanzar su nueva línea de caramelos, y que buscan el gancho que más venda y les otorgue más beneficios que a las otras. Los publicistas corren, se traicionan unos a otros, se corrompen, enferman con úlceras y destruyen vidas, también lo poco que hay de las suyas propias. Una chica de carisma incontable y dentadura destrozada se convierte en la imagen rompedora de World, la visten de astronauta porque el espacio aún no ha sido explotado comercialmente en Asia, diseñada para ser amada aún antes de saber quién es o para qué está ahí... para que todo el mundo compre caramelos. Pensando en ella. El dinero convierte lo bueno que tenía, sin cambiarlo, en malo, y nadie pierde la sonrisa, mucho menos el espectador, a quien se le queda congelada en la cara al ir dándose cuenta de las afiladas uñas de la, en apariencia, simpática aunque extraña película. No es más que una comedia loca al estilo de las que desmadran Hollywood en la misma época, es fácil pensar. De las que nos contagian la alegría de la explosión económica y la vida moderna. Pero no. El amor no es más que una treta por el beneficio, y las personas se convierten en compradores de caramelos potenciales, nada más. Y tampoco hay nada más fuera de las vidas de los que quieren obligarnos a comprar. Todos seguimos histéricos, el director Masumura mueve la cámara queriendo enseñarnos todo el tinglado a la vez. Hasta que llega la canción, una interpretación de la chica que decide lanzarse al mercado de la música, una canción sobre los negritos caníbales. Los traidores son traicionados o algo parecido, todos se hunden o es lo que queremos creer como humanos con sentimientos. Y todo se acaba, sólo para volver a empezar. Seguimos en Japón, 1958. Y no puedo hablar de "Giants & Toys" de otra manera, porque lo que digo es lo que hay.

Minicríticas

Si hay alguna razón para que actualice tan poquito últimamente es sobre todo, aparte de por pereza, porque no sé para qué puede servir una crítica, para qué escribirla. Que para alguien que escribe sobre, bueno, arte, es como para cualquier ser humano preguntarse acerca del sentido de la vida. La duda me viene porque llevo algún tiempo leyendo sobre el tema y, pensando mucho sobre ello, he llegado a la conclusión de que, al menos tal y como yo lo quiero hacer, la crítica de cine tiene una doble utilidad. Primero, tratar de convencer o descubrir al espectador incrédulo o prejuicioso, o a cualquiera con curiosidad, de que tal peli merece la pena ser vista (o no), y bajo qué perspectiva puede ser apreciada. No hacerlo por creer que tengo razón en mi opinión, este no es un blog ególatra; sino porque creo que puedo ayudar a una peli a ser valorada como creo que merece. Y en el caso de mi blog en particular, principalmente textos sobre pelis de las que hay poca o ninguna información en castellano. La segunda utilidad de una crítica sería aportar nuevos puntos de vista para quien ya haya visto la película, hacer notar aspectos que se pueden haber pasado por alto o proponer otra forma de interpretarlos. Y eso es todo, por el bien del cine. Hay tantas obras a descubrir, redescubrir, reivindicar, o simplemente sobre las que decir algo...

Tengo muchísima necesidad de escribir, pero a menudo impone el tener que sentarse delante del ordenador a soltar las parrafadas que suelo soltar, y el cansancio del calor y la vida urbana no ayudan. Así que he decidido, para volver a tener un ritmo más constante de actualización y para saciar sedes cinéfagas (mías y de quien me lea), hacer textos más cortos. Intentando no perder la profundidad (o no) que tengan los textos más largos que suelo poner; y nunca está de más desarrollar la capacidad de síntesis, aunque se pueda interpretar como una concesión al medio (en parte lo es y es necesaria, internet se presta más a la información rápida). Para volver a actualizar la mayoría de días, las críticas serán más comprimidas, lo que significa un párrafo en lugar de cuatro, una foto en lugar de cinco, etc. Lo que no significa: la ausencia permanente de tochos rolleros ni, espero, mayor superficialidad. Puede que no sea la mejor opción y se pierdan ideas por el camino, pero ahora mismo es esto o nada. Y, por supuesto, si tiene que caer algún tocho, caerá.

viernes, 9 de junio de 2006

Las secuelas dominarán el mundo

Nunca he sido muy seguidor de las secuelas. Pensaba que había tantas ideas por plasmar en cine y tantas pelis por ver que, en general, eran una pérdida de tiempo. Además, solía identificar las segundas, terceras y hasta infinitas partes de una peli con slashers aburridísimos de los 80, errores de la industria ya desde su primera parte. Con los años, se educa y se perfecciona el gusto por la explotación comercial sin excusas, por el puro afán de hacer dinero y dar alimento al fan, y en esto nada mejor que una buena secuela desvergonzada. Entre repetitivos y clónicos estiramientos de psicópatas sin carisma, hay muestras de genuino bizarrismo, de saber lo que se está haciendo y lo que el público quiere. De cara dura, en definitiva.

En los últimos años parece que se ha perdido la inocencia en el cine fantástico, precisamente recuperando conscientemente esa inocencia perdida en los años 80 que, aun teniendo ya claros ejemplos del espíritu de explotación cómplice que ahora triunfa, permitió que tanta basura aburrida viera la luz del día. Ahora, ver una secuela con cierto presupuesto es casi garantía de diversión, de complicidad con los que la han hecho, porque todos queremos lo mismo. Lo que llama la atención al fan hoy día es que una secuela sea inferior y no vaya más lejos que la anterior. Una excusa tecnológica para entrar al demente mundo de las series de cine: los DVD grabables tienen más capacidad que los CDs, y una buena forma de llenarlos es hacerlos rebosantes de sagas. Algunas de las últimas secuelas que he visto, así aleatoriamente:


Misión: Imposible III (2006) - Adrenalina inyectada directamente en el culo, que hace que el corazón haga daño de tanta acción. Y el cabrito del director te persigue con un bate durante toda la peli, para que no pares de correr y no tengas un minuto de descanso. Junto con James Bond, esta saga es la muestra de que el cine de espías no tiene por qué ser el coñazo que siempre ha sido. Y aunque a De Palma no hay quien le sople, la tercera parte es un desquicie de épicas fantasmadas, hecho con y para pollas gordas.


Sleepaway Camp

II: Unhappy Campers (1988) - La primera parte era un divertido pseudo-slasher con final moderadamente impactante. Pero la saga cobra grandeza a partir de aquí. Desde el primer minuto, se sabe quién comete los crímenes, y la peli es una constante montaña rusa de asesinatos sangrientos, tetas, chistes malos y poca vergüenza. El espíritu referencial de "Scream" está presente ya, con un par de muchachos que se disfrazan de Jason y Freddy para darle un susto al psicópata, que les devuelve el chiste arrancándole la cara a uno de ellos y poniéndosela en homenaje a Leatherface. Inolvidable la canción del campista feliz. (aka Campamento Sangriento aka Campamento Sangriento 2)

III: Teenage Wasteland (1989) - Rodada apenas un par de meses después de la anterior, en el mismo escenario, es básicamente más de lo mismo, sin síntomas de agotamiento. Más macarrismo, campistas tetudas, comentario social de EGB, humor de festival y (afortunadamente) distancia con los slashers tradicionales. Tiene además una de las mejores frases de los 80: al ser asesinada la muchacha más tetona, el asesino le dice: "¡Tendrías que agradecerme que te haya matado, en un par de años tus tetas colgarían por debajo del ombligo!"


X-Men: La Decisión Final (2006) - Un rollo, una chusta que no entiende lo que tiene que ofrecer, con pretensiones de seriedad (más discretas y con resultados muchísimo mejores en las dos primeras partes), falta de acción, y dirección y guión ortopédicos. Lo que tendría que ser una concentración de personajes carismáticos, se convierte en un desfile de fantoches de hojalata; y lo que tendría que ser un espectacular sentido de la maravilla (¡la mutante más poderosa del mundo está desintegrando a un ejército armado con anuladores del gen mutante! ¡joder!), en la práctica ofrece la misma emoción que un telefilm pobre.


Noche De Miedo 2 (1988) - Una digna secuela que repite en gran parte la historia de la primera, y aun así consigue ser casi igual de entretenida. El vampiro más hortera de todos los tiempos (el patinador sidoso) se pasea entre decenas de máquinas de niebla, con fiestas ultracool que parecen los peores fumaderos de crack comparadas con las de "Blade", efectos gomosos y sangrientos, y carga sexual diluida por la moda de finales de los 80. Daba para más y es más larga de lo que debiera, pero recomendable.


Wizard Of Darkness (aka Eko Eko Azarak)

II: Birth Of The Wizard (1996) - Misa Kuroi es una adolescente japonesa con poderes mágicos, que se enfrenta a las fuerzas del mal por donde cae. Basada en un manga de los 70, la primera parte era una sencilla pero efectiva peli de instituto. Un gran éxito en Japón la convirtió en duradera saga (y hasta en serie de televisión), siendo esta segunda parte una precuela, que nos cuenta cómo consiguió Misa los poderes. Perdiendo parte del encanto de la original, debido al algo mayor presupuesto y a las referencias demasiado obvias que además no vienen a cuento (la sombra de Terminator se deja ver constantemente), una disfrutable peli de magias y demonios, sangrienta y con agradable fantasía oscura.

III: Misa The Dark Angel (1998) - La mejor de la saga. Nuevo director y nueva actriz protagonista, para una peli que parece dirigida por un Raimi o un Peter Jackson de vacaciones en Hong-Kong. Una historia de una institución femenina, que recuerda a "Suspiria" no sólo en el argumento sino en el fabuloso uso de los colores, aunque sin pretensiones. Entretenimiento de primera, con un ritmo imparable, un montón de japonesitas, monjes de cultos oscuros y hasta invocaciones a Dioses de los mitos de Lovecraft.

IV: Awakening (2001) - Nah, que llega un director modernete y cree que ya vale de descerebre de serie B, que la saga tiene potencial para explorar. Y una leche. Casi nada que ver con las anteriores, es un alegato de pacotilla contra el periodismo sensacionalista, aburrida y pretenciosa, dirigida por un tipo que cree estar por encima del material con el que cuenta. Un lamentable final (de momento) para un estupendo personaje.