martes, 22 de enero de 2008

ZOO

Zoo (2007)
Dir.: Robinson Devor
USA



Pues sí, incluso a alguien tan curtido como yo hay cosas, tabúes, que le revuelven el estómago. Anoche descubrí, viendo "Zoo", que la zoofilia es una de ellas. Ya no puedo ni pensar en esta peli sin que se me ponga cara de haber olido un pedo, como cuando te vuelves a topar con una botella de un licor que te causó una borrachera terminal. "Zoo" es una extraña mezcla de documental y recreación de hechos reales. Los hechos: una comunidad de zoófilos se conocieron por internet, montaron una granja para facilitar contactos sexuales de sus simpatizantes con caballos, y uno de ellos, conocido como Mr. Hands, terminó muriendo después de que un excelente ejemplar de semental árabe le desgarrara las entrañas por unas embestidas de más. Los personajes son interpretados por actores (excepto un tal "Coyote", que hace de sí mismo), pero las voces que lo narran son las de los verdaderos implicados. Lo raro de todo esto es la elección estética de la peli: lejos del sensacionalismo feísta, asistimos a un festival de imágenes de terciopelo, recubiertas de una música preciosa a lo John Williams, gente que habla suave y pausadamente, y una cámara que parece flotar, aumentando la sensación de lejanía de todo el tinglado. Bien lejos que está todo esto de una persona urbana normal. Apenas hay detalles morbosos, aunque en cierto momento aparecen los padres del finado viendo un vídeo real de su hijo en acción, y se entrevé durante unos instantes lo que pasa en la pantalla. Se entrevé un poco demasiado.


En el fondo, lo que me ha impactado no es tanto el tema de la parafilia sino el hecho de que sea verdadero. En ficción tengo unas tragaderas importantes, poco me escandaliza ya; pero la sensibilidad a lo real la tengo a flor de piel. Supongo que es una prueba de que aún conservo cordura. Pero el peliagudo camino que recorre "Zoo" podría ser tramposo, desorienta la elegancia y pausa con que se trata todo, el enfoque inequívocamente poético, y no se sabe si es una inmensa broma conceptual de humor negro del director, o un intento sincero de que intentamos entender el peculiar sentido romántico, parecido al de Troy McClure, de estos pobres diablos. Uno de ellos llega a decir que quieren a los caballos como se quiere a una esposa o a otro miembro de la familia; y sabemos que no se refiere a la forma en que se quiere a un perrito adorable. Si es que no puedo ni mirar el increíble cartel. Ay, qué mal cuerpo todo esto. Mis disculpas por tener que contarlo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja, la regla de Britney, pelis de zoofilia... estás en la cresta de la ola amigo!

Bizita Q dijo...

En sitges, mientras esperaba a ver otra, vi las pálidas caras de la gente tras salir de verla. No tenían precio. Es más, su público, por la hora de la sesión, presupongo, no era el habitual que se cuece, eran madres con sus maridos, que seguramente no se habían leído ni de que iba. Los caballeros ponían cara de circunstancias, y algunas mujeres maduras, rezumaban una incógnita por saber si su acompañante les estaba insinuado algo al arrástralas al suplicio de este documental.

Anónimo dijo...

quéee fuerte! osea, que además de gente defecando sobre gente, también esto?¿? xD :P

Borja dijo...

bizita q: No dejes de contar anécdotas de festivales, si tienes alguna... Las del público equivocado en la sala equivocada (mis mejores recuerdos al respecto son en "Audition") son clásicos que nunca pasan de moda!

pall: No mientas, que la que ve cosas de gente y caca conviviendo en armonía, y hasta con placer, eres tú... no intentes arrastrarme a tu submundo de parafilias inmundas! :P

Anónimo dijo...

Me estoy repensando haberte dado DVDs :P