sábado, 9 de julio de 2005

YEAR OF THE HORSE

Year Of The Horse (1997)
Dir.: Jim Jarmusch



I was lyin' in a burned out basement
With a full moon in my eyes
I was hopin' for a replacement
When the sun burst through the skies
There was a band playin' in my head
And I felt like getting high
Thinkin' about what a friend had said,
I was hopin' it was a lie

Esto es parte de la letra de una de mis canciones favoritas de Neil Young, "After the gold rush". Y el buen hombre tiene un millón de canciones geniales, aproximadamente. Jim Jarmusch lo sabe y por eso le dedicó toda una película."Year of the horse" es un documental sobre Neil Young & The Crazy Horse, que consiste básicamente en dos cosas: entrevistas a los músicos y canciones en directo.

Las entrevistas y las situaciones reales son muy interesantes. Siempre he pensado que en el mundo del pop/rock hay menos vida inteligente que incluso en el mundo político. La mayoría de los artistas creen estar haciendo algo grandioso por lo que deberían pasar a la historia, sus egos se disparan, su soberbia ahoga. Y dado que muchos de ellos tienen la misma cultura que un chinche, suele ser un espectáculo bastante patético. No sé por qué, pensaba queNeil Young sería uno de esos escasos rockeros con cerebro; en parte estaba equivocado, quizá es que estaba pensando en Elvis Costello. El talento musical de Neil es evidente: tanto por su famosa vertiente ruidosa, que derrite amplis y tímpanos (sobre todo en directo), como por la más íntima y melódica, mucho más numerosa en su discografía pero quizá menos conocida. Lo oyes hablar y, sí, bueno, es un tipo majo y, sobre todo, apasionadísimo por lo que hace, y que se sabe muy bueno en ello; y la pasión es lo más importante en el arte en general y en la música en particular. Los miembros de Crazy Horse también son conscientes de que con los años han llegado a crear algo mágico, que en el escenario suenan como uno, y no paran de repetirlo durante todo el documental. Pero fuera de esa pasión musical, todos aparecen como poco más que unos gañancitos que saben que la droga trae problemas (más de un miembro murió... estas historias me recordaban a la del batería de Spinal Tap...), con una visión del mundo reducida, pero que a la vez son entrañables porque en el fondo saben que hacen música porque no saben hacer otra cosa. La clave es algo que repite uno de ellos muchas veces, hablando con Jarmusch: "Llega un niño pijo de Nueva York como tú, que crees que haciendo una película y sacando 10 minutos de conversaciones con nosotros vas a conseguir dar una idea de lo que es Crazy Horse, y eso es imposible. Son demasiados años,> demasiadas historias, no se puede resumir, ni siquiera entrever lo que es". O algo así, vaya. Y esto le lleva a uno a plantearse cuál es la validez del género documental, y sobre si el bajista porrero tendrá razón. ¿No es acaso una prepotencia de Jarmusch querer encapsular toda una vida de dedicación en poco más de 100 minutos? Me gusta mucho el cine de Jarmusch en general, pero lo poco que vemos de él aquí no dice mucho a su favor como persona: en una escena en un autobús, conversando con Young, empieza a soltar rollos de cosas que ha leído en la Biblia, y teorías que tiene, y hace que Neil Young parezca un verdadero ignorante, que incluso llega a preguntarle: "Pero, ¿cuál es la diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento?". Y Jim queda como un intelectualoide pedantón que parezca que quiera humillar a alguien menos culto que él. En todo caso, sea mucho o no, sea cierto o no lo que vemos de Neil Young y Crazy Horse, desde luego da para hacerse una idea de lo que son, sea o no acertada.

La otra parte de la cinta, el verdadero cuerpo, para la que las entrevistas funcionan casi como intermedios, es la de los conciertos. Y creo que es aquí donde falla. Por supuesto, hay que hacerlo muy mal para que una música tan gloriosa no luzca, pero Jarmusch está a punto de cargársela. Primero, porque la elección de rodaje no me parece demasiado acertada ("proudly filmed in Super8"dice al principio); es una textura que puede funcionar realmente bien para un videoclip, por ejemplo, pero que se vuelve inevitablemente monótona y casi cansina en un formato más largo: Y esto me lleva al que creo que es el segundo problema: es demasiado larga. Dura aproximadamente 1 hora y 50 minutos, y si en algún momento uno no se mete en una actuación, se aburre. Porque las actuaciones se alargan y se alargan, prácticamente todas más allá de los 5 minutos. Una maravilla para alguien que esté viendo el concierto en directo, por supuesto, porque suenan como una apisonadora y una montaña rusa de emociones; pero puede ser duro si el pobre tipo que está viéndola en su sofá no llega a meterse en el clima de una canción bastante descontextualizada. De todos modos, la música que hacen es suficientemente poderosa y lleva a más de un orgasmo, como en "Tonight's the night" o la final "Like a hurricane". Siempre que uno haya seguido las instrucciones que la película da al principio: "play very loud".

Lo mejor: Las pajas musicales de Neil y Crazy Horse, que llegan y llevan a auténticos éxtasis. El hecho de que es inevitable que al final de la película cada uno tenga una idea propia pero completa de lo que son Crazy Horse.

Lo peor: La filmación de los conciertos es monótona. El estilo de Jarmusch a veces se hace demasiado presente, cuando tendría que ser un simple espectador, o tomar partido mucho más activamente.

3 comentarios:

Ticha789 dijo...

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